Durante la gestión del intendente radical Jorge Nedela ingresaron a planta permanente más de 350 personas, en su mayoría familiares de los actuales funcionarios


El nepotismo es el «trato de favor hacia familiares o amigos, a los que se otorgan cargos o empleos públicos por el mero hecho de serlo, sin tener en cuenta otros méritos», y en Berisso la situación bate todas las marcas. Familias enteras han sido beneficiadas con el ingreso a planta permanente, en un municipio que ya estaba superpoblado, según las actuales autoridades. Más de 1500 agentes, representan una masa salarial cercana al 80% del presupuesto total de la ciudad. Poniendo en jaque la realización de obras de infraestructura o el simple mantenimiento de cuestiones básicas del estado.

Desde la asunción de Nedela como jefe comunal, siempre se esgrimió como argumento,  la necesidad de colocar en puestos claves  a gente de confianza. Dado que Berisso, históricamente fue un bastión del Peronismo, la alianza cambiemos lleno de coordinadores diferentes áreas con personas extraídas de la militancia radical o importados de la ciudad de La Plata. Por esa razón, además de directores y subdirectores se nombraron más de 30 coordinaciones. Algunas extrañas para el funcionamiento de la ciudad, como por ejemplo; de monumentos, playas, y hasta en el quincho municipal.

Uno de los casos más escandalosos responde al de la familia LARA, teniendo en la figura de Paco Lara, un fuerte referente de la política local. El caso es que ANA LARA, quien fuera otrora presidente del Concejo deliberante no está sola. La acompañan de la familia, Pablo Federico  Lara ,que ingreso a planta a comienzos de 2016 junto a Fernando Ariel  Lara y Gisela Lara ( coordinadora del Centro de monitoreo). Pero a estos 4  «Laras» debemos sumarle al esposo de Ana, quien a partir del arribo del SAME consiguió el puesto de coordinador de choferes.

En efecto, hay un puesto creado para coordinar los horarios de los 6 choferes del Same. El beneficiario en cuestión ( esposo de Ana) es Gabriel Gutierrez , que no llego solo, también bendijo con trabajo municipal a sus hijos Gabriela y Lucas.

Otro caso emblemático es el de Carlos Lozano, quien actualmente es el delegado de la zona 2. Carlos, el 1/1/17 consiguió que su esposa, Eva Lourdes Sanchez, tambien ingrese a planta. Cinco meses después también su hija María se convirtió en trabajadora municipal.

Además debemos sumar en la lista a su Hermano Ricardo Mansilla, sin contar que actualmente » la señora de Lozano» fue incluida en cuarto lugar en la lista de candidatos a concejal por el oficialismo. Del mismo modo, Gabriel Kondratzky, delegado de la zona 1 logró colar a su compañera Silvina Di Renta como segunda en la lista de Juntos por el cambio.

Así tenemos que el jefe de personal Roque Rezzuto, favoreció a su hija Valentina desde el 1/6/16, al igual que el concejal Hugo Novelino con Karen y la Joven Yanina Sagarduy, hija del secretario del concejo deliberante. Los Sagarduy a su vez están vinculados parentalmente a » Los Murgia», a Los Carrizo y a «los Santori», sumando una decena de puestos con sueldos onerosos.

La estrategia de nombrar parientes, no se reduce a que cobren un sueldo, sino a que el control de las cajas del municipio están unidos por un código genético. A partir de la llegada de la ex periodista Manuela Chueco, a la secretaría de promoción social, la millonaria caja del SAE la controla una familia sola. Chueco corrió a todo el personal que allí brindaba servicio, para poner gente de su confianza.

Por ello colocó a Daniel Foppiani como un virtual responsable de compras, quien tiene de jefa inmediata a su Esposa y como secretaria del servicio de alimentación escolar, a la hija que tienen en común. El puesto de nutricionista fue ocupado por una familiar cercana del delegado Kondratsky. Para completar la dependencia, la responsables de infraestructura, no es otra que la ex secretaria privada de Elizabeth Franchi, presidente del consejo escolar.

Tanto Franchi como Chueco responden políticamente al secretario de obras y servicios públicos Raul Murgia, quedando a su merced la administración de unos 300 millones de pesos por año. Así, con personal propio, intentan evitar que se filtre información sensible para el control de gastos, lo cual genera enormes sospechas.

La falta de transparencia de la gestión Nedela se refleja en la no contestación de pedidos de informes, sobre contrataciones sospechosas, que en muchos casos benefician también a parientes de los actuales funcionarios.

Para completar los 350 ingresos al municipio, deberemos sumarle a decenas de jóvenes militantes con dudosas prestaciones, que se parecen mucho a los llamados Ñoquis, en la jerga popular. Otros apellidos vinculados con la alianza de gobierno engrosan la lista, como el hermano de Pablo Swar o la nieta de Alberto Amiel entre otros.

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