«La amé contra toda razón, contra toda promesa, contra toda paz, contra toda esperanza, contra toda felicidad, contra todo obstáculo que pudo haber.» Charles Dickenson.

Tus domingos y el sol que se cuela por casi todas las hendijas de la casa… y del alma.

Como si esa luz buscara descubrir algún objeto oculto, algún escondite perfecto o tan solo, tu mirada.

Tu paseo por el patio de casa resulta más placentero que en lunes, o martes.

Porque los domingos tienen ese no se qué, o mas bien, tienen ese olor al asado en la casa del vecino, y yo; su mujer. 

El habitual murmullo de voces y copas al brindar, siempre del lado opuesto, nunca a tu lado.

Los domingos del vecino, tan tuyos y tan míos.

Escuchas paciente, calculando el acecho.

Tu paseo por el patio se torna despiadado, cruel y sanguinario.

Nos separa la reja. Aquella agraciada pero decrépita reja. Adornada por su fiel enredadera, que sirve de escondite a tus pupilas.

Si no fuese por el verde de sus hojas, y el sin fin de volteretas, te habrían desnudado.

Tus sentidos a salvo.

Al igual que tu melancolía.

Al volver a la sala, donde apaciguas la osadía; el misticismo silencioso de las palabras que te faltan, te contemplan casi implorando algún encuentro, en cualquier otro día de sol y atrevimiento.

Y la reja, y su enredada, se conviertan en palabras, miradas cercanas y en gestos.»

Patricia Alejandra Cerdá Íñiguez.

«Lo más importante en la vida es dejar de decir ‘deseo’ y comenzar a decir ‘lo haré‘ . No consideres nada imposible, luego trata las posibilidades como probabilidades» Charles Dickenson.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *