“Hay que estar todavía tan cerca de las flores, las hierbas y las mariposas como un niño que no sobresale mucho de ellas. Nosotros los mayores hemos en cambio crecido por encima de ellas y tenemos que rebajarnos a las mismas; creo que las hierbas nos

odian cuando confesamos nuestro amor por ellas. Quien quiera tener parte en

todo lo bueno debe también saber ser pequeño a ratos.” F. Nietzsche.-    

“Rayo McQueen y sus amigos aguardaban silenciosos detrás de la puerta de su habitación.  

El niño, vuelto del jardín de infantes, sospechaba ansioso, una sorpresa. Conocía bien el rostro de su madre, su pícara sonrisa insinuaba que algo había comprado para él. Cada tanto ella lo hacía: esperarlo con un cuentito, ropitas nuevas o golosinas. 

¿Qué sería esta vez? Su corazoncito palpitaba, pim, pum, pam,  

y a la par, sus dos piecitos se apresuraban. 

Otra vez la puerta que hace de antesala, de proscenio, plató y tablas. 

Cuando al fin el telón se alza, los personajes listos, aguardaban:  

Luigi, Rod Redline, Fillmore, Mattel y los amigos, todos juntos y el gran Rayo MacQuenn dan comienzo al espectáculo de la imaginación sobre su cama. 

Y aunque el niño de antemano comprendía, (como tantas veces), algún tesoro allí lo esperaría, dejó a su alma dar los saltitos de pasión y de alegría. Dando valor a los detalles, tocando los personajes y exclamando con gran algarabía. No importaba cuantas veces,

 algo así ocurría. Con asombro y maravilla, andaba siempre por la vida.” 

Y es el asombro lo contrario al hábito

Los adultos, acostumbrados ya a este mundo, caminamos de prisa y sin capacidad de asombro. 

Estamos tan acostumbrados a todo, al río, al mar, al cielo, al sol, a la luna y las estrellas, al plato de comida en la mesa, a la cama recién hecha, a la radio a pilas que ahora funciona, al matecito caliente, al rostro de un amigo que vino a verte, a la hierba

 silvestre que en el jardín crece… 

Olvidamos asombrarnos ante cada hecho, que por más natural que nos resulte, estamos vivos para verlo. Y la costumbre de vivir, se llevó el misterio. 

Volvamos nuestros pasos, volvamos al proscenio, detrás de aquella puerta, estemos bien atentos, que, de un momento a otro, una flor nos pondrá contentos. 

“El asombro es la disposición primera del conocimiento en un doble sentido: antecede al deseo de conocimiento y también lo posibilita.” – Platón – 

Patricia Cerdá Íñiguez. – 

2 comentarios en «COMO UN NIÑO»
  1. Hermoso poema!! Es tan cierto que esta sociedad vive tan apurada que no se presta un minuto para observar las maravillas de la vida! no sé dan tiempo para el asombro

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