Las naftas y el gasoil se incrementarán hasta un 7 por ciento desde el lunes próximo. Esto ocurre a pesar de que el Gobierno decidió volver a postergar la entrada en vigencia del aumento de impuestos a los combustibles. Es otra maniobra para tratar de contener la inflación del mes, que viene impulsada por las tarifas.
El Ejecutivo autorizó una mínima suba impositiva que impacta en un 1 por ciento en los surtidores. Sobre ese monto se suma el impacto del corrimiento cambiario del dólar oficial, del 2 por ciento, y otro tanto por la suba de los precios de los biocombustibles para mezcla con los combustibles tradicionales. La suba tope, acordada en el sector en medio de una fuerte crisis de consumo de naftas, sería del 7 por ciento.
La decisión de postergar la aplicación total del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono será oficializada por el Gobierno, tal como ocurrió en junio pasado con el Decreto 466/2024. De cara al final del mes y de la próxima suba, estos días se vinieron observando largas filas para adelantarse y tratar de cargar el tanque.
Hay una dosis de pragmatismo de Caputo para patear para adelante la suba de impuestos y sostener el principal caballito de batalla discursivo del Gobierno, asociado a la desinflación.