La temporada de festividades y celebraciones suele venir acompañada de un estallido de alegría para muchos. Sin embargo, para una parte significativa de la población, el sonido atronador de la pirotecnia se convierte en una verdadera pesadilla, un martirio sensorial que vulnera sus derechos al bienestar y la tranquilidad.

El impacto de los fuegos artificiales de alto impacto sonoro va mucho más allá de un simple ruido molesto. La problemática afecta de manera crítica a diversos colectivos:

Para quienes viven con TEA, el ruido fuerte e inesperado puede desencadenar una crisis sensorial. La mayoría de estas personas presenta hiperacusia (hipersensibilidad auditiva), lo que hace que sonidos por encima de los 80 decibeles (dB) sean insoportables, superando con creces el umbral de dolor.

Esto provoca: estrés y ansiedad extrema (aumento de cortisol), respuestas conductuales severas (llanto, gritos, miedo intenso, autolesiones), y el aislamiento familiar, obligando a muchos a recluirse o abandonar las ciudades en fechas festivas.

De igual forma, las personas con trastornos de ansiedad experimentan un agravamiento de sus síntomas, sufriendo ataques de pánico y un aumento del estado de alerta.

Los adultos mayores, especialmente aquellos con patologías preexistentes o deterioro cognitivo, pueden desorientarse por el ruido, no comprender lo que está sucediendo y sufrir una alteración brusca de su sistema nervioso. Para quienes padecen enfermedades cardíacas o están hospitalizados, los estruendos suponen un riesgo directo para su salud.

Los animales domésticos (perros y gatos) y la fauna silvestre tienen una capacidad auditiva mucho más sensible que los humanos. El ruido de la pirotecnia les genera una fobia severa (acústicofobia), causando síntomas físicos como palpitaciones, taquicardia, temblores e incluso insuficiencia respiratoria. Además, muestran comportamiento de pánico, con intentos desesperados por escapar sin rumbo (con el consiguiente riesgo de accidentes) o, por el contrario, inmovilización total y parálisis.

Ante esto empieza la ¡Campaña de Concientización! #MásLucesMenosRuido

Es hora de transformar nuestras tradiciones. La celebración no tiene por qué estar ligada al estruendo y al sufrimiento de otros. La empatía es el acto de celebración más grande que podemos tener.

Nuestro llamado es claro: ¡No más pirotecnia sonora!
A la comunidad, le pedimos:

  • Sé Responsable: Si resides en zonas donde aún se permite, abstente voluntariamente de comprar y utilizar pirotecnia sonora. El impacto de tu diversión es el dolor de tu vecino, su hijo, o sus mascotas.
  • Promueve la Regulación: Apoya las iniciativas y ordenanzas locales que promueven la prohibición o limitación del uso y venta de pirotecnia de alto impacto sonoro.
  • Difunde el Mensaje: Utiliza el hashtag #MásLucesMenosRuido para concientizar en tus redes sociales sobre el daño que provoca el estruendo.

Existen maneras espectaculares y seguras de festejar, donde la alegría no tiene banda sonora de estruendo:

Pirotecnia Lumínica Fría: Fuegos artificiales de bajo impacto sonoro que priorizan el efecto visual y de colores, con un ruido muy reducido.

Luces de Bengala y Fuentes de Chispa: Elementos con un gran efecto visual, pero que solo emiten un suave crepitar o chisporroteo.

«Espuma de Carnaval» o Serpentina: Perfectas para celebraciones diurnas o momentos de juego, creando un ambiente festivo sin ningún tipo de ruido.

Espectáculos de Drones o Láser: Una tendencia moderna que ofrece shows visuales impresionantes y completamente silenciosos.

Burbujas y Globos LED: Ideales para los más pequeños, ofrecen luces y movimientos sin generar sonidos de alto impacto.

Celebremos con conciencia. Demostremos que la verdadera alegría es aquella que incluye a todos y no excluye a nadie.

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