El saldo de la noche fue un joven herido al intentar saltar un portón lateral y varios chicos intoxicados presumiblemente con alcohol. Además fueron hallados entre las ropas y mochilas de los asistentes al menos un martillo y varios elementos punzo cortantes, como cuchillos y cortaplumas.
El tradicional festejo llamado » LA SOCORRO» tuvo lugar este último fin de semana en Costa Manzana. El mismo, año tras año es organizado por un empresario de la noche local, quien da entradas para vender a comisión a los chicos que cursan el quinto año en distintas escuelas de la ciudad. En esta oportunidad, la socorro convoco a mas de 2000 personas, entre los que había chicos de 12 mezclados con mayores de edad. El escaso personal de seguridad contratado, resultó insuficiente al igual que la cantidad de agentes de control urbano municipal. Fueron los mismos padres quienes debieron actuar como patovicas ante el desborde de jóvenes, aseguraron testigos presenciales. Cabe recordar que LA SOCORRO 2018 había sido suspendida, ya que no contaba con toda la documentación en regla.
Los pibes de Berisso, coquetean con la muerte en cada salida nocturna. Los riesgos potenciales a los que están expuestos, en algunos casos no figuran bajo el radar de protección de algunos padres. La Socorro es una fiesta en la que los chicos y chicas de quinto año reciben talonarios de entradas del organizador para vender a cambio de una comisión. En algunos años se ofrecía un premio al curso que más entradas. Por otra parte los alumnos próximos a egresar , ven en esta participación no solo sentir que forman parte de la organización, sino recaudar dinero para la fiesta o el viaje de egresados.
En realidad los pibes no organizan nada, lo único que generan es un jugoso negocio para el empresario. Esta competencia entre cursos lleva a que le vendan entradas a cualquiera, ya no es solo a sus amigos o grupos de pertenencia. Otra particularidad es el modo de promoción, ya que básicamente se realiza a través de la red social INSTAGRAM, la mas usada por esa franja etaria.
LOS HECHOS DEL FIN DE SEMANA
La venta previa había sido muy importante en número. A la hora señalada comenzaron a llegar grupos de jóvenes llevados por sus padres, otros en en colectivo y otros caminando por plena calle. Según el testimonio brindado a nuestro portal por tres jóvenes que participaron de la misma: » De repente todo era un quilombo, había caras que no teníamos vista, gente grande mezclada con pibes de 12.» En la puerta le preguntaban ¿ cuantos años tenes? 15 o 16 decían, pero eran nenes y los dejaban entrar….
En un momento de la noche todo se vio desbordado, ya que en el ingreso había un solo inspector de control urbano y eventualmente uno de seguridad. » Era por portación de cara, no se revisó a todo el mundo. Uno portaba en su mochila un martillo, y al menos se secuestraron durante la revisión y el cacheo unos 5 elementos punzocortantes». Varios adolescentes terminaron inconscientes, se sospecha por ingesta de alcohol. El punto es que está totalmente prohibida la venta de alcohol en una fiesta que se suponía era solo para menores.
Porque la municipalidad no suspendió el encuentro? En un momento el inspector visiblemente desencajado, llamó desesperadamente para recibir algún refuerzo, motivo por el cual arribaron dos patrulleros. En medio del caos, un muchacho de mediana edad pretendió ingresar sin pagar. Por ello se subió a un portón lateral del cual cayó al suelo y producto de las heridas debió ser atendido. En el interior de la fiesta todo era un polvorín, al punto que un numeroso grupo de chicos busco refugio en otro sector del extenso predio. A la salida algunos chicos fueron atacados con fines de robo.
BERISSO ya tiene en su haber un capítulo luctuoso, que simboliza el descontrol,complejidad y riesgo que significa la noche. Cada fin de semana se tienta nuevamente al destino con fiestas como la socorro y tantas otras llamadas clandestinas, realizadas en viviendas particulares. Capítulo aparte, es la facilidad con que en nuestra ciudad se consiguen drogas de todo tipo. Ese mundo, muchas veces es invisible para el mundo de los adultos, pero nuestros hijos conviven con él a cada paso.