La inseguridad vuelve a ser protagonista en el barrio El Carmen de Berisso. En la madrugada de este jueves, una moto fue robada en la calle 128, entre 90 y 91, desatando una ola de indignación y reclamos de justicia entre los residentes, quienes denuncian vivir a la deriva frente a la escalada de la delincuencia.

El hecho ocurrió cerca de las 5 de la mañana. Según el relato de la víctima, en un descuido de apenas unos minutos, los delincuentes se llevaron su vehículo que estaba estacionado frente a su vivienda. Las imágenes captadas por cámaras de seguridad muestran cómo los ladrones arrastraron la moto por media cuadra y, usando un palo como palanca, lograron destrabar el volante para después huir con ella.

La noticia del robo circuló rápidamente en los grupos de WhatsApp y redes sociales del barrio, provocando la explosión de los vecinos, quienes se sienten desamparados y claman por soluciones. «Son los mismos del barrio, son unas ratas», expresó una vecina, mientras que otro residente de la zona de la plaza 129 y 93, visiblemente afectado, comentó: «Prácticamente vivimos a la deriva acá, nadie hace nada. No puedo ni salir de mi casa ni para irme al hospital para hacer mis controles porque me roban todo».

Los testimonios se multiplican. Los vecinos señalan que los robos ocurren a cualquier hora y que la situación se ha vuelto insostenible. «No podés salir a comprar que te quieren acabar todo», se lamentó una persona, y otro habitante del barrio, visiblemente frustrado, planteó la posibilidad de tomar la justicia por mano propia. La falta de respuesta de las autoridades es un reclamo constante, como lo manifestó un vecino que acompañó al dueño de una forrajería que también fue víctima de la inseguridad: «Con esas cámaras los expertos pueden sacar la cara de quién te robó».

El hartazgo es generalizado. «Es una vergüenza», «Las larvas lo empeoran», «Te arruina con cualquier cosa que te saca de tu casa», son algunas de las frases que se repiten. Los vecinos de El Carmen viven con miedo y exigen que sus reclamos sean escuchados. «¡Queremos que nos escuchen, que hagan algo!», gritó una vecina en nombre de toda la comunidad, pidiendo un fin a la angustia y el miedo que se ha apoderado de sus calles.

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