El aroma inconfundible a pan rallado y carne empanada es uno de los pilares de la cocina argentina, pero un debate culinario ancestral ha dividido a las familias y amigos por generaciones: ¿las milanesas son mejores fritas o al horno?

La milanesa frita, con su dorado perfecto y su crocanteza que resuena al morder, es la preferida de los puristas y amantes de la tradición. Los defensores de esta versión argumentan que el aceite caliente sella el exterior, manteniendo la carne jugosa y tierna por dentro, mientras crea esa capa crujiente tan característica. «Una milanesa frita es un acto de amor», comenta Sofía, una cocinera amateur de 35 años, «es el sabor de la infancia, de las abuelas». Sin embargo, sus detractores señalan el exceso de grasa y las calorías como un punto en contra, lo que la convierte en una opción menos saludable.

En la otra esquina, la milanesa al horno se alza como la alternativa moderna y consciente. Con menos aceite, resulta una opción más ligera y digestiva, ideal para quienes cuidan su alimentación. Sus defensores valoran su textura más suave y el sabor menos invasivo, que permite que el gusto de la carne y el empanado brillen por sí solos. Además, la posibilidad de prepararlas en grandes cantidades sin ensuciar la cocina la convierte en la opción práctica por excelencia. «El horno es más limpio y el resultado es igual de sabroso», sostiene Marcos, un padre de dos hijos, «y puedo hacer más de una vez sin preocuparme por el aceite». No obstante, para muchos, la ausencia de ese «crunch» característico y la textura ligeramente más seca son imperdonables.

El debate no solo se da en las cocinas, sino también en las redes sociales, donde el hashtag #MilanesaTeam ha ganado miles de publicaciones con fotos de ambas preparaciones. La disputa, aunque de buen humor, refleja la pasión con la que los argentinos defienden sus preferencias culinarias.

Sea cual sea la elección, la milanesa sigue siendo un plato estrella en la mesa de los argentinos, acompañada por las inseparables papas fritas, puré o ensalada. El debate continuará, pero lo que es seguro es que en cada hogar hay un bando, listo para defender su milanesa ideal. ¿Y tú, de qué lado estás?

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