Ayer, toda la atención mediática estaba puesta en la ciudad de Ensenada donde por la tarde CFK aprovecharía el homenaje a Perón para marcar postura y escribir otro capítulo de esta saga titulada “La lapicera”.

Sin embargo, Martín Guzmán se convirtió en el protagonista central de las tapas de diarios al comunicar su renuncia como ministro de economía. No fue al azar el momento elegido por el platense para hacerlo público. Con precisión quirúrgica espero el discurso de la vicepresidenta para lanzar por Twitter su renuncia, consciente del efecto que esto provocaría.

Acorralado por la mala situación económica, Guzmán sabía que tenia sobre su cabeza una espada que blandía no sólo Cristina sino también Alberto Fernández, cada uno por razones diferentes. El malestar de la vice eran las decisiones políticas en materia económica, la distribución de la riqueza generada por el crecimiento de la misma y un grado de ortodoxia exasperante que mantenía privilegios a los mismos de siempre. Por su parte, el presidente Fernández sabe que su sueño de reelección estä atado a que esos números macroeconómicos positivos lleguen al bolsillo de la gente, pero sobre todo que caiga la curva que mide la inflación.

Martín Guzmán tenía un tiempo acotado para demostrar resultado en materia inflacionaria. El mes de mayo cerró con un índice de 5,1 %. En unos días el INDEC dará a conocer la de junio y según trascendió no será inferior al quinto mes del año. Además, en julio se vienen aumentos importantes en Luz, gas, transporte y prepagas entre otros que pondrán presión al índice que más preocupa a los argentinos. Alberto, quien ya manifestó públicamente su deseo de postularse el año entrante, debe tener resultados tangibles en los bolsillos trabajadores si quiere mantener vivo su sueño. Vale decir, no fue CFK quien eyecta de su cargo a Guzmán, sino el fracaso de sus propias políticas hace que termine corriéndose del puesto de ministro.

Supuestamente esta tarde se conocerá el nombre del nuevo ministro de economía, con varios nombres en danza, pero con algunas certezas políticas. Quien se posicionará más fuertemente dentro del frente de todos será en tigrense Sergio Massa. Dentro de los cambios de gabinete el Frente Renovador comenzará a reemplazar a los Albertistas. Si esto no sucede, las bases masistas piden salirse del FDT, hartos de ser actores de reparto.

En clave electoral, hoy comienza a definirse el 2023. En términos económicos se deberán tomar medidas de shock independientemente del nombre que reemplace a Guzmán si el FDT quiere llegar a las elecciones con posibilidades.

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