Sabido es que el Intendente Fabián Cagliardi es un hombre de aventura y adrenalina y también es sabido que el mundo empresarial no guarda secretos para él y cuando hay posibilidad de combinarlos no escatima tiempo.

Lo cierto es que ésta historia habría sucedido hace algunos días y tiene cómo Personajes centrales al Intendente, al joven funcionario de su gabinete, Martín Fernández, a un empleado municipal a quien destacan por ser el «cocinero» oficial y a un EMPRESARIO ESPAÑOL cuyo objetivo sería hacer algún tipo de negocio en el monte ribereño, más precisamente en el sector de la isla Paulino.

Según se supo, el intendente Fabián Cagliardi, para cautivar al posible inversionista, llevó al empresario Español a recorrer la zona de «Las cuatro bocas» y sus Arroyos internos ( caracol , arroyo palo blanco , etc ) en el bote semirrígido del municipio, dejando al mando y
manejando la embarcación al empleado devenido en cocinero privado, quien para caer en gracia del jefe no contó que tenía poca idea de navegación y aún menos conocimiento de los arroyos y sus sinuosidades.

Lo concreto es que el viaje empresarial VIP zarpó de «compra» en el Semirrígido municipal y al rato de navegación , el motor ya se notó que andaba «pesado» y largaba un humo indisimulable.

El empresario, ya con los ojos desorbitados lo miraba al Intendente Cagliardi como diciendo; «esto es joda, no nos vamos a quedar en el medio de la nada a la deriva no?…»

De repente el motor hizo …puffff y se apagó. Claro, el poco experimentado «timonel cocinero» no se había dado cuenta que hacía 15 minutos había un nylon gigante enredado en la hélice de la embarcación y el humo era que estaba tan forzado que andaba casi para atrás la lancha.

Ante ésta situación pasó lo que debía pasar y todos se quedaron a la deriva, con un detalle, en el apuro de la aventura nadie se percató que NO TENÍAN UN ANCLA, solo un remito de aluminio telescópico que el jóven Martín Fernández, intentó usar de remo, cuestión que de poco ayudo ya que el piloto de autos nada sabe de barcos, por lo que hacia que el SEMIRRIGIDO diera vueltas como una «calesita falseada»

A todo esto se le sumó el viento que los llevo contra el monte y ya en la orilla, el Empresario Español, no aguantó mas y empezó a quejarse porque le habían caído tres GATAPELUDAS y él era alérgico .

Ya a esta altura el cocinero timonel estaba al borde del infarto y con un gran temor de ser despedido, pero el intendente es el intendente y Don FABIAN GUSTAVO sacó a relucir sus conocimientos de mecánica, abrió el motor y el mismo lo arrancó el semirrígido logrando así poder volver a tierra firme, dónde al empresario lo esperaba una dotación de corticoides y un calmante tamaño «rueda de tractor».

Cabe mencionar que por el momento se desconoce si el pobre hombre hará o no, una inversión en Berisso, aunque si se supo que para tal fin al menos espera que le desaparezcan las gatapeludas y los timoneles cocineros.

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