Todos en éste país alguna vez tuvimos que «decir» la famosa Oración a la Bandera. Aquella que con frío o calor, en el patio de una escuela, se decía de memoria y de corrido, casi sin pensarla.

Tiempo después, mucho más grandes, algún pedazo del cerebro nos trajo el recuerdo de aquellas estrofas escritas por Joaquín V Gonzalez. Y ahí sí, por fín y con orgullo, entendimos esas palabras que resonaban en el pecho de un guardapolvo planchado por mamá; «Bandera de la Patria, celeste y Blanca. Símbolo de la Unión y de la fuerza, con que nuestros padres nos dieron independencia y libertad…»

Pero parece que para las autoridades del Colegio Parroquial de Berisso, Don Joaquín no es suficiente y alguno de sus directivos, pluma en mano, le dió por poeta y por por Patriota Católico y casi como un «cruzado criollo», cambió el final de la oración a la Bandera.

Por ello, en el Parroquial, ya no se usará aquello que escribiera Joaquín V Gonzalez; «Que a su sombra la Nación Argentina acreciente su grandeza por siglos y
siglos y sea para todos los hombres mensajera de libertad, signo de
civilización y garantía de justicia», cambiándose por «Que a su sombra nuestra querida Patria Argentina, acreciente cada día su fé en CRISTO y sea para todos aquellos que en ella viven, mensajera de paz, sígno de civilización y garantía de justicia»

¿Te parece bien el cambio?

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