«Tan sólo el cegador instante de la pasión, la pasión libre, no cohibida, irresistible -, esa es la única salida por la que podemos huir de la miseria de lo que los esclavos llaman vida.» James Joyce.
Leopoldo está sentado sobre esa piedra húmeda que normalmente usa para acomodar la carnada. Esta mañana es algo ventosa, lo que renueva su ánimo, porque según él, si hay viento, hay pique.
Su teléfono no para de sonar.
Unos metros a su izquierda, un jóven recién llegado acomoda su silla. A simple vista, no es aficionado. La caña es algo corta y de carnada trae una bolsita con… qué es eso?! Lombrices?
Leopoldo lo mira con un gesto burlon, y se mofa de este precario compañero de pesca, mientras enciende un cigarrillo.
El joven lanza el anzuelo. El hilo salió enredado, un tiro desastroso.
Leopoldo se ríe pero el jóven lo vuelve a intentar. Esta vez lo hizo bien , tanto que a Leopoldo le preocupa que se enrede con su hilo, ya que consiguió lanzar muy cerca de su línea.
_Amigo, hoy no hay pique, ni te molestes. Además esa caña que tenés, no sirve.
El teléfono de Leopoldo suena nuevamente.
El extremo de la caña del jóven se mueve alocadamente. Aún sin experiencia, apasionado y decidido a la vez, consigue recoger el hilo con cuidado. Un amor recorre todo su cuerpo y es ahora, él y la caña, un mismo ser.
Esa pequeña y maltrecha caña soporta el peso, y juntos se hacen de la recompensa!
Leopoldo no lo puede creer. Ese pejerrey es muy grande para esta temporada. Es perfecto y el brillo que trae al sacarlo de agua, lo encandila.
_ suerte de principiante, (le dice,con pocas ganas.)
El teléfono de Leopoldo sigue sonando y el jóven le pregunta por qué no lo atiende?
Leopoldo le explica que es su mujer, y que él es quien manda.
_Puede que quiera decirte algo importante?.
Leopoldo responde:
Sos muy joven, así que voy a enseñarte algo: Nunca te muestres muy interesado en una mujer. Es preferible mantener cierta distancia, para que no se crean tan importantes.
El jóven le contesta: No sé mucho de pesca y creo no saber mucho de nada en particular. Pero brindar atención a la persona que más amamos, es la cosa más gratificante que podamos experimentar.
_ tonterías! Le responde, y enciende otro cigarro.
El jóven, junto a su pieza maravillosa, da por finalizado su extraño momento de pesca y con la mano en alto, se despide de Leopoldo.
El teléfono dejó de sonar.
Sin haber pescado mas que algunos bagres, Leopoldo regresa a su hogar. Un rotundo silencio anuncia ausencia.
El exquisito olor a comida recién hecha lo lleva hacia la cocina. Se siente orgulloso de saber que su esposa le dejó la cena lista. Hambriento, abre el horno. Y dentro, un exuberante pejerrey, dorado y adobado con verduras. Sobre la mesada, un sobre blanco, con la palabra adiós.
Patricia Alejandra Cerdá Íñiguez.
16 de junio celebración del «bloomsday» en alusión a Leopoldo Bloom, personaje del Ulises de James Joyce.-