“Desde fines de diciembre último a la fecha, cerraron 162 panaderías en el país, de las cuales 60 estaban en la provincia de Buenos Aires…”, dijo Martín Pinto, presidente del Centro de Industriales Panaderos (CIP) de Merlo y miembro de la comisión directiva del intervenido Centro de Industriales Panaderos Agrupados del Norte (CIPAN).
El dirigente y dueño de un comercio del sector actualizó así la cifra de 160 locales del rubro quebrados que manejaba el CIPAN a mediados de abril último.
Pinto habló de “alarmantes subas” de los costos de los comerciantes. Y ejemplificó: “En febrero pasado, una panadería, por citar un ejemplo, tenía una boleta de gas de $350.000 y ahora le llegó por $1.300.000. Y con la luz nos pasó lo mismo». “Para nosotros, el consumo de gas y luz es lo principal. Los hornos rotativos funcionan a luz y a gas”, enfatizó.
Producto de esos incrementos, además de otros como el de los alquileres y el de la harina, el CIPAN y el CIP de Merlo sugirieron elevar desde el lunes próximo a $2.200 en los barrios periféricos el precio del kilo de pan flauta, que en la actualidad se vende a $1.800, y subirlo a $2.400 en las zonas céntricas.
Sobre cuál era la recomendación para el valor de la docena de facturas, respondió: “Evitamos hacerla de manera institucional porque, en caso de que algunos panaderos no puedan subir el precio del pan por la retracción de la demanda, en ese producto refinado pueden aplicar el incremento necesario”.
No obstante, dijo que “la docena de facturas está ahora entre $4.000 y $4.500 y, si bien queda a criterio de cada panadero, podría venderse desde el lunes próximo entre $5.000 y $5.500”, lo que representaría un alza del 25%.
“Estamos pasando un momento terrible. La bolsa de 25 kilos de harina 000, que la conseguíamos subsidiada en diciembre pasado a $3.500, hoy la estamos pagando entre $13.000 y $15.000”.