San Pedro Norte, lleva cinco días activo. Ya quemó más de 16 mil hectáreas. El relato de los lugareños afectados. Enorme daño productivo y ambiental.
Un recorrido de más de 250 kilómetros por el norte cordobés, entre diferentes focos de incendios, permite tomar dimensión de la magnitud de los daños y, paralelamente, de la soledad en la que sufren y luchan los moradores de decenas de parajes frente a un fuego que va y viene a su antojo, sin que puedan frenarlo, y una sequía que acentúa todo.
Por eso, incluso desafiando las propias recomendaciones de Defensa Civil, numerosos vecinos salen a hacerle frente al fuego armados con una hoja de palma grande y verde, con una pala, con tachos de 20 litros de agua, o con lo que tengan a mano. Son David frente a Goliat, pero que deciden defender el terruño al que están anclados desde hace generaciones.
Aunque el fuego afectó mayormente a los departamentos Tulumba y Sobremonte, fue el primero el que recibió mayor contención y donde bomberos, los grupos provinciales de las Etac y la Policía, pusieron mayor énfasis, especialmente al norte de Caminiaga y San Pedro Norte. Pero Sobremonte quedó más desguarnecido y con vecinos al borde de ataques de nervios.
Muchos ya habían vivido lo peor durante la tarde y la noche del sábado pasado cuando el fuego les llegó hasta la puerta de sus casas, sin pensar que dos días más tarde un cambio de viento les iba a volver a poner el fuego en dirección a sus caseríos y a quemar lo que no se había quemado antes.
Así lo refirieron moradores de los parajes Caspi Cuchuna, Campo La Colorada, El Paraíso, La Totorilla, El Jarillal, El Pértigo, y Chuña Huasi, entre otros, quienes vieron alambres caídos, montes arrasados, animales quemados, y hasta su propia vida en riesgo.
LV