Todo empezó pasadas las 8 de la mañana, momentos en que el Cuerpo legislativo de Berisso, comenzó su primer sesión especial para tratar la «suspensión provisoria» del Concejal, Antonio Ligari, miembro del oficialismo, denunciado por una trabajadora municipal, por violencia de Género y Violencia Laboral, luego que días atrás y según el relato de la denunciante, éste le gritara y agrediera verbalmente, en la oficina de la Dirección de Instituto Municipal, ubicada en la mutual 10 de Junio.

En medio de éste panorama y después de algunos preliminares, fue la edil Gimena Carabajal del AMuBe, quien comenzó el tratado del expediente con la frase; «tenemos que estar a la altura», pedido difícil en la mayoría de éste cuerpo deliberativo que solo se limita a «ser obediente» y gritar.

Ya con la presencia de parte del Sindicato de trabajadores Municipales y con el hijo de la trabajadora en las gradas, se escuchó decir; «Es una vergüenza que estés ahí sentado», grito dirigido a un Ligari, que muy calmado tomaba mate en su banca.

Con la oposición pidiéndole al oficialismo que siga la línea que marcó cuando decía que «a las víctimas hay que creerles» y con un oficialismo conducido por Gabriel Marote quien arrancó queriendo minimizar el hecho diciendo que se había transformado en «mediático» y continuaría justificando la «banca» a Ligari desde parte de la biblioteca legal aduciendo que no se lo puede suspender, se llegó a una votación que ya estaba definida de ante mano.

Ligari votó en su favor y esperó el conteo… 12 a 7 por pasar el expediente a archivo. Así abandonó el recinto y se fue a su bloque mientras los gritos se hacían ensordecedores.

Mas allá del enojo de los trabajadores, el hijo de la víctima y los ediles de la oposición, el Cagliardismo logró «salvar» a uno de los suyos sin importarle más nada… Es decir, al mejor estilo Cagliardista.

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