Toda una vida de trabajo, esfuerzo y sacrificio tuvo el pasado fin de semana el peor de los destinos en La Plata.

Un total de 80 mil dólares, los ahorros de toda la vida de un jubilado de Berisso, se convirtieron en el botín de uno o más ladrones que, empleando la modalidad escruche, operó entre las 11 de la mañana y las 18 horas del sábado en la vivienda de la víctima, rompiendo y desordenando todo a su paso.

Así, en un lapso de apenas 7 horas, se esfumaron por completo las miles de horas que este hombre italiano de 75 años dedicó durante tanto tiempo al trabajo con el objetivo de tener un retiro digno y sin ningún tipo de privación.

Claro que esas aspiraciones se vieron truncadas cuando el damnificado retornó a su vivienda tras, justamente, cumplir con su jornada laboral.

Al abrir la puerta de su domicilio ubicado en calle 98, entre 125 y 126, la desazón lo invadió por completo.

calle 122 donde, en teoría, se encuentra la cámara más cercana.

Una fuente de la investigación aportó que todo apunta a que los sujetos ingresaron por el fondo de la propiedad y que es muy probable que nadie haya notado nada raro porque los sujetos se remitieron a llevarse los billetes.

“No se detectaron otros faltantes como electrodomésticos o dispositivos electrónicos. Según el rápido recuento físico que hizo la víctima, sólo se llevaron los dólares”, indicaron fuentes del caso.

Si bien el caso es materia de investigación, para los investigadores estaría descartada la chance de un robo al voleo.

Es más, están convencidos de que se trató de un atraco preparado con alto grado de detalle y que pudo haber sido ejecutado por una sola persona.

“Debe tenerse en cuenta que si bien se trata de un cuantioso botín, en volumen no representa mucho. Ocho o diez fajos de billetes pueden ser fácilmente transportados en una mochila o en el bolso de una mujer. Por lo tanto serán otras las señas que se tengan en cuenta a la hora de analizar las cámaras de seguridad del sector”, explicaron.

A partir de este punto se analizan dos hipótesis.

En la primera, quizás la más robusta hasta el momento, se postula que el jubilado pudo haber estado siendo espiado durante varios días por uno o más ladrones que tomaron nota de cada uno de sus movimientos.

Calculan que de ese modo pudieron establecer una franja horaria en la que el hombre solía encontrarse fuera de su morada, abocados a sus tareas laborales en el mercado de frutas.

Pero tampoco le restan crédito a un segundo escenario en el que surge la figura de un entregador. De avanzar con esta hipótesis, cobraría una importancia mayúscula el entorno de la víctima.

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