La CGT, ambas CTA (de los Trabajadores y Autónoma), los trabajadores de la economía popular (UTEP), los movimientos sociales y las multisectoriales realizan un paro general durante 12 horas en todo el país y se movilizarán hacia el Congreso en rechazo de las medidas económicas del Gobierno, en lo que constituirá la primera gran protesta en la era del presidente Javier Milei.

Desde las primeras horas de la mañana, los manifestantes se congregaron en la Plaza del Congreso y al mediodía ya habían ocupado numerosas calles circundantes, manteniendo el tráfico cerrado en contravención al protocolo de seguridad establecido por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Alrededor de las dos de la tarde, resonó el Himno Nacional en toda la plaza, acompañado por el estruendo de los bombos a medida que se transmitía a través de altavoces estratégicamente ubicados.

Posteriormente, entonaron el lema «La patria no se vende», que se ha convertido en el grito de guerra de las manifestaciones contra el Gobierno desde la implementación del decreto de necesidad y urgencia de desregulación económica el pasado 20 de diciembre.

A lo largo del día, otro de los cánticos recurrentes fue «Unidad de los trabajadores/y al que no le guste se jode».

Durante la lectura del comunicado conjunto de las centrales de trabajadores y los discursos de los oradores, los militantes escucharon con atención, interrumpiendo solo con aplausos y cánticos.

En sus palabras, Héctor Daer, cosecretario general de la CGT, instó a los diputados nacionales a no actuar a escondidas y a rechazar el DNU y la ley «Bases» propuestos por el Gobierno de Javier Milei. Advirtió que la lucha continuará hasta que estas medidas caigan.

Pablo Moyano, otro líder de la CGT y representante de Camioneros, solicitó a los legisladores que rechacen la Ley «Bases» y no traicionen a los trabajadores ni a la doctrina del peronismo, que defiende a los trabajadores, los menos privilegiados y los jubilados.

La Plaza del Congreso se llenó de color con cientos de carteles y banderas que llevaban consignas como «La patria no se vende, se defiende», «Ni un paso atrás», y otras expresiones en contra del ajuste y la represión.

Diversas columnas de manifestantes pertenecientes a diferentes organizaciones sindicales y sociales ocuparon la Avenida Rivadavia, dejando solo un carril para el tráfico y bajo la vigilancia de fuerzas policiales.

El protocolo de seguridad propuesto por la ministra Patricia Bullrich fracasó, ya que los manifestantes desviaron colectivos y vehículos hacia otras avenidas, y cortaron el tráfico en varios puntos de la ciudad. A pesar del amplio operativo de seguridad del Gobierno, la movilización concluyó de manera pacífica y organizada.

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