La historia es dura pero lamentablemente común en estos tiempos. Un jubilado desesperado por su situación económica y el sufrimiento que da, no tener para comer.

Lejos de la imagen de el «vago» que quiere instalar el Gobierno, Daniel, de 71 años de edad, trabajó toda su vida y con 40 años de aporte, su sueldo apenas supera los doscientos mil pesos, por lo que lejos de descansar, corta el pasto para los vecinos de Berisso a cambio de unos pesos que le permitan subsistir.

Pero la situación económica del país y las medidas que tomo el gobierno, esa situación que ya era mala, empeoró en los últimos tiempos y dejó en la ruina a muchos que como Daniel, vivían con lo justo y hoy apenas si sobreviven.

«Hace cuatro días que no cómo» contó el jubilado entre lágrimas a éste medio, mientras mostraba las recetas que acababan de hacerle en el hospital público que no tenía los remedios para darle.

«Es duro… Durísimo y empezas a pensar en no seguir en ésta vida así» cuenta al frente de un micrófono que apenas si logra mostrar una pequeña porción del dolor y la vergüenza que siente. «Yo siempre ayude a los demás y hoy me toca a mí y no me dan ganas de vivir» repite una y otra vez.

Sin comida y sin remedios, Daniel vaga por la calle tratando de encontrar una salida a ésta situación, ante la indiferencia de funcionarios que esperan en sus escritorios que «Los pobres», vayan a golpearle una puerta para atenderlo.

Pero a ésta situación se le contrapone la solidaridad de mucha gente. Desde una jovencita de 14 años que le pide que no afloje y le envía 500 pesos, hasta un hombre de más de 80 que sale a buscarlo para brindarle una ayuda y desearle fuerzas.

Asi es que en la mañana de Radio Sur la gente, todos vecinos humildes y algún comerciante, colaboraron con algo de dinero y hasta un farmacéutico le trajo la medicación que incluía pastillas para la presión, para el corazón y crema para su problema de piel. Todos desinteresadamente.

Obviamente ésta no es una solución definitiva y uno piensa que pasará cuando nuevamente las deudas se lleven su magro sueldo y los vecinos ya no tengan para darle dinero.

Algo debe cambiar y no es la gente que una vez más, solidariamente demostró que está donde algunos funcionarios debieran estar. ¿Cuánta más gente estará sufriendo lo que Daniel sufre?.

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