El candidato y diputado José Luis Espert, conocido por su enfático y radical discurso de «bala o bala» contra el narcotráfico, enfrenta un creciente escrutinio debido a sus presuntos vínculos financieros y logísticos con Federico «Fred» Machado, un empresario argentino con pedido de extradición a Estados Unidos por graves delitos relacionados con el tráfico de cocaína, lavado de dinero y fraude.
La revelación de estos nexos, investigados por la justicia estadounidense y argentina, pone en tela de juicio la coherencia y la integridad de su plataforma política, exponiendo una flagrante hipocresía entre su retórica punitiva y las acciones documentadas durante su carrera.
Federico Andrés Machado, detenido en Argentina en abril de 2021 bajo una alerta roja de Interpol, es requerido por un tribunal en Texas, Estados Unidos, por asociación ilícita para la fabricación y distribución de cocaína, además de lavado de activos. La investigación estadounidense se centra en la importación de grandes cargamentos de cocaína a EE. UU. y el blanqueo de dinero a través de la compra fraudulenta de aviones.
Las pesquisas han arrojado documentación que apunta a una relación que excedería un mero conocimiento casual con Espert. Se documentó que:
- Financiamiento de Campaña: Documentos de la justicia estadounidense, incluidos registros contables, revelarían que en febrero de 2020, José Luis Espert habría recibido una transferencia de $200.000 dólares proveniente de un fideicomiso que Machado compartía con Débora Lynn Mercer-Erwin, una socia de Machado condenada a 16 años de prisión en EE. UU. por narcotráfico y lavado. Esto contradice los informes de campaña de 2019, donde no se declaró el aporte.
- Logística y Transporte: Durante su campaña presidencial de 2019, Espert utilizó un jet privado propiedad de Machado para realizar giras. En una ocasión, el propio Espert agradeció públicamente a «Fred Machado por el excelente vuelo». Además, la camioneta blindada Jeep Grand Cherokee que transportaba a Espert durante un incidente en campaña estaba a nombre de Claudio Ciccarelli, primo y presunto testaferro de Machado.
Estos hechos sugieren que el candidato se habría beneficiado directamente de la estructura financiera y logística de un individuo requerido por la justicia de EE. UU. por narcotráfico a gran escala.
El discurso de José Luis Espert sobre el narcotráfico es uno de los más duros y extremos del espectro político argentino. En reiteradas ocasiones, el candidato ha abogado por una política de cero tolerancia para los narcotraficantes:
«Para el narco, es bala o bala… yo quisiera arrasarlo de la faz de la Tierra… no merece derechos.»
Esta postura, presentada como una cruzada moral contra el crimen organizado, choca de forma brutal con las pruebas de su vínculo con Machado. La ironía de un político que promueve la liquidación extrajudicial de narcotraficantes mientras su propia campaña fue supuestamente financiada y asistida logísticamente por un acusado de narcotráfico internacional es un ejemplo de hipocresía política difícil de ignorar.
La crítica central reside en la doble moral: mientras Espert exige la pena máxima para el narcotráfico, parece haber tolerado o incluso buscado la cercanía y el apoyo económico de quienes, según la justicia de EE. UU., forman parte de esa misma red criminal que él condena. Su defensa se ha limitado a calificar las denuncias como «campaña sucia», negando haber conocido los antecedentes criminales de Machado, una explicación que palidece ante la documentación que lo vincula a las transferencias de dinero de un narco condenado.
Este contraste no solo es una cuestión de financiamiento irregular de campaña, sino que golpea el núcleo de su credibilidad: ¿cómo puede liderar una lucha implacable contra el narcotráfico quien ha mantenido vínculos tan cercanos con una figura clave del crimen organizado internacional, según los reportes de investigación de Estados Unidos? La ciudadanía exige transparencia y coherencia, y el caso Machado arroja una sombra de duda sobre la ética y los verdaderos intereses detrás del vehemente discurso de José Luis Espert.