La política local se vio sacudida este fin de semana tras confirmarse la renuncia de la Directora de Control Urbano y concejal de Berisso, Gabriela Di Lorenzo, a su cargo en el Ejecutivo municipal. Aunque desde el entorno del Intendente se intenta manejar la versión de un quiebre por un presunto incidente violento con un sector de la iglesia y la supuesta «soberbia» de la funcionaria, la verdad que circula «puertas adentro» del Palacio Municipal apunta a una fuerte pugna de intereses por un polémico proyecto comercial.
Fuentes cercanas a la gestión, que pidieron estricta reserva, señalan que la relación entre la Intendencia y Di Lorenzo se resquebrajó de forma irreparable debido a la negativa de la ahora exfuncionaria a habilitar un «mega negocio» que implicaría beneficios impositivos y ventajas excepcionales para un particular y capitales ligados a un sector «amigo» del poder.
Este proyecto, que se promueve en medios afines como una fuente de empleo y una solución para la ciudad, generaría, según la visión de la Cámara de Comercio, una competencia desleal que dejaría a varios comerciantes locales en una situación de «desventaja comercial insostenible», provocando su eventual cierre.
La tensión no es nueva; este hecho se vincula directamente a la «panfleteada» en contra de Di Lorenzo ocurrida meses atrás, cuando fue tildada de «traidora al peronismo» por su férrea postura en contra de este emprendimiento.
La Cámara de Comercio no ha sido ajena al conflicto. Desde el sector empresarial, son muchos los que sostienen que el ingreso de este emprendimiento, con sus privilegios, no solo no dinamizaría la economía, sino que condenaría a quienes «pagan sus impuestos y viven tiempos de ventas magras».
La Intendencia, en un intento por cubrir la vacante dejada por Di Lorenzo, ofreció el cargo a otros miembros de la Cámara de Comercio, quienes rechazaron la propuesta. Su postura es clara y coincide con la que mantuvo la funcionaria saliente; «Si quieren habilitarlo que sea en igualdad de condiciones que los que están… No podés beneficiar a unos y condenar a otros», sostuvo a este medio uno de los referentes «tanteados» por el Ejecutivo municipal, resumiendo la posición del sector.
La funcionaria, que no cedió al «tironeo» y mantuvo su postura de no convalidar un negocio con doble vara, ha puesto en evidencia una fuerte tensión entre la política de fomento y los intereses sectoriales en la ciudad.
La renuncia de Di Lorenzo deja al área de Control Urbano acéfala en medio de un debate que expone la pugna entre la ética de la función pública y la presión de los lobbies privados. Resta saber quién asumirá un cargo que ahora parece estar en el centro de una controversia de alto impacto político y económico para la ciudad de Berisso.




