“Fue un viaje muy pensado, eran noches sin dormir, era pensar y pensar, era un café largo, era una espera tensa, era volver, pero ¿volver a que?, ¿Cómo sería el sentimiento?, ¿estaré contento?, ¿será tristeza?, era el reencuentro, reencuentro con los lugares, con las emociones, vaya uno saber con que…” comenzó contando un ex combatiente de Malvinas mientras el mate dormía en su mano «la siesta del recuerdo».
“Desde ya que la cabeza estaba puesta en saber cómo seria esa sensación y en el camino “Todos me daban algo”. Que un rosario, que cadenitas, que algunas fotos para que deje allá, allá en la Isla, allá en Malvinas, allá en el recuerdo, allá con los nuestros, con los que no volvieron.
En eso se acerca Juan y me dice que «los chicos”, sus hijos Cami, Martiniano, Juan Antonio y Marcos, querían que les lleve algo también, ¿Cómo no les iba a llevar algo si me bancaban que le “robara” al padre en esas largas charlas que duraban horas.
Cuando vi la bandera. Cuando vi “esa bandera» me quedé helado. No les podía decir que No, solo atiné a comentarle a juan, “Che no se si pasa, vos sabes que dicen que es lo “más prohibido” que tenemos”.
Desde que reservamos el hotel nos advirtieron, “ni remeras argentinas, ni banderas y sobre todo nada que identifique a Maradona. Nada que pueda generar un conflicto”, claro, el gol del 86, el que hizo con la mano, pero sobre todo el segundo, ese en el que desparramó a los ingleses, los tenía todavía “calentitos» a los ingleses, pero bueno, había que jugársela, como antes, como hace muchos años, como cuando éramos pibes de apenas 18, 19 años, como cuando llegamos por primera vez.
Ya sabíamos que en el aeropuerto nos podían revisar el equipaje y nos podían secuestrar cualquier elemento, hasta esa bandera. Llegamos, desembarcamos.
La espera de las valijas fue “eterna”, pero por fin me dan las cosas. Ahí surgió otra espera, la espera hasta llegar al hotel y desempacar todo rápido para ver si estaba la BANDERA. “UFFF si llegó escondida, ¡¡¡vamos carajo pasó!!!” me dije aliviado, era un gol, un gol más, “tranquilo Bilardo, con éste vamos tres a cero» pensé y sonreí.
Lo demás, el ir al cementerio y buscar el lugar donde había combatido, era otra historia. Una pequeña ceremonia para “los chicos”, nuestros amigos, nuestros héroes y ésta bandera, repito La BANDERA, era una ofrenda especial, era llevarles el gol que no vieron, la batalla que no vivieron, la alegría que no sintieron y ese grito de Gooooollll ahogado con sabor a revancha. Esa era la ofrenda para nuestros héroes.
Cuando regresé y vieron las fotos, también los pibes lo festejaron como un gol o mejor dicho como dos goles juntos, lo hicimos con la picardía de la mano del Dios y gambeteando a todos como el Diego.
Hoy a una semana de tu partida Diego se que habrás encontrado la bandera y tal vez, solo tal vez, te prendas en algún picadito con los pibes estarás armando”
Miguel (ex combatiente de Malvinas) .