Este miércoles comenzó nuevamente, la presencialidad en las escuelas de la región y apareció un nuevo «enemigo» en el que increíblemente parece que nadie pensó; EL FRÍO.
Inmersos en una ola polar que lleva la temperatura a una escala entre los cinco grados y los dos grados bajo cero, los alumnos volvieron a las escuelas con un protocolo ampliado que pone en riesgo la salud de los chicos.
Ventanas abiertas, desinfección del establecimiento cada 90 minutos y medidores de concentración de monóxido de carbono, son algunas de las medidas que se han adoptado para esta reapertura, pero las bajas temperaturas aparecieron y complicó todo.
«Es imposible estudiar así. En las aulas hace mucho frío» comentó una madre a este medio; «Mi nieta vino descompuesta del frío que hacía» sumó un hombre quien agregó; «llegó de la escuela y se tuvo que acostar porque no se sentía bien».
Este último caso es un «caso testigo» de lo que sucede en muchos lugares; «A la noche le dimos medicación porque ya le dolía todo y a la mañana se levantó con dolor de garganta. Ella va a un secundario público por lo cual avisamos que no iba a ir y contamos los síntomas que tenía. Inmediatamente nos pidieron que la llevemos a hisopar y aislaron su «burbuja». Por suerte el test rápido dió negativo, pero ¿Por qué tenemos que exponer así a los chicos?» se pregunta ofuscado Jorge.
Pero esta situación no es exclusividad de los colegios públicos, también los alumnos de colegios privados sufren está situación; «mi hija va a un privado en la Plata… Primero se murieron de frío en el aula, se turnaron para sentarse cerca de la ventana porque era el peor lugar. A los 90 minutos los sacaron al patio y los tuvieron 40 minutos. Volvió descompuesta» expresó la mujer.
Los relatos en éste sentido se multiplican, sumado a que el protocolo prohíbe darle alimentos o bebidas calientes a los alumnos por la posibilidad de contagio.