Una joven de 28 años, madre de dos hijas, acudió a una dependencia policial de Berisso en busca de ayuda. Dijo estar inmersa en un infierno y culpó a su pareja, padre de una de las menores, a quien tildó de violento.

Siempre en base al relato de la denunciante, la relación de convivencia lleva dos años y medio. Ella tiene una nena de 10 años de un matrimonio anterior y una beba de 7 meses con el ahora acusado.

Por razones obvias no se brindara identidades ni direcciones, para preservar a la víctima y a su núcleo familiar directo.

La chica contó que el hombre es muy controlador y que ha llegado al extremo de cercenarle sus amistades.

A muchas de sus allegadas, agregó, “siempre les dijo que eran zorras” y por eso le prohibía ir a verlas o que ellas se presentaran en su domicilio, que por otra parte es de su madre ya fallecida.

Con una aparente adicción a las drogas, desde hace unos dos meses empezó a tener conductas muy agresivas, de descontrol.

Sin importar que la nena mayor estuviese presente, “me ha golpeado e insultado”.

Mencionó también que han llegado a tener discusiones, debido a la vestimenta que usa y si anda sin corpiño por el interior de la vivienda.

Encerrada en varias oportunidades y hasta obligada a tener relaciones sexuales, para que no se enoje y la acuse de estar con otro, la joven tomó coraje para radicar esta exposición y pedir una medida cautelar de prohibición de acercamiento.

No se olvidó, en la presentación, de contar el día que le dio un cabezazo en la nariz, por el que sufrió una hemorragia.

Por último, mencionó que, a raíz de una reciente discusión, abandonó el domicilio y se llevó el celular de su hija de 10 años y un Pitbull de 6 meses, al que, según la amenazó, pensaba vender.

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