La ciudad de Berisso atraviesa un momento crítico debido a una escalada de la inseguridad que mantiene en vilo a sus habitantes. Los vecinos, hartos de los robos a mano armada, peleas, entraderas, y escruches que se multiplican día a día, exigen con urgencia mayores medidas de protección y una presencia policial más efectiva. La sensación de vulnerabilidad ha calado hondo en la comunidad, que manifiesta sentirse abandonada por las autoridades.
Los reportes de hechos delictivos se han vuelto moneda corriente en todos los barrios de la ciudad. Desde la zona céntrica hasta los sectores más alejados, los robos se registran a cualquier hora, sin importar si es de día o de noche. «Ya no se puede salir tranquilo a la calle, miramos para todos lados. Los ladrones actúan con total impunidad», comentó Marta, una vecina de la zona de calle 12, quien sufrió un violento robo recientemente.
El modus operandi de los delincuentes incluye el robo de vehículos, sobre todo motos, asaltos a comercios y, lo que genera mayor alarma, las entraderas a viviendas, muchas veces con sus propietarios dentro, convirtiendo el hogar —el espacio de mayor seguridad— en un lugar de riesgo.
La principal queja de los berissenses se centra en la percibida ausencia de prevención y la lentitud en la respuesta de las fuerzas de seguridad. Los vecinos señalan que, a pesar de los constantes llamados al 911 o a las comisarías locales, la llegada de los patrulleros suele ser tardía o, en muchos casos, nula.
«Estamos completamente desprotegidos. Hacemos las denuncias, pero a los pocos días el delincuente está libre y vuelve a robar», expresó Juan, vecino de La Franja, quien ha sido víctima de dos robos en lo que va del año. Esta falta de confianza en la Justicia y la policía fomenta un clima de frustración y desesperanza.
La principal demanda se enfoca en:
- Mayor patrullaje preventivo, especialmente en los horarios y zonas más calientes.
- Incremento del personal policial y mejor equipamiento logístico.
- Instalación y mantenimiento de cámaras de seguridad que realmente funcionen como herramienta de monitoreo.
- Coordinación efectiva entre la policía, la justicia y el municipio.
«Necesitamos hechos, no promesas. Queremos vivir seguros en nuestra ciudad», dicen desde los barrios. La pelota está ahora del lado de las autoridades, quienes deberán ofrecer respuestas concretas y efectivas para devolver la tranquilidad a las calles de Berisso.