El juego de apuestas en los casinos virtuales gana espacio en las aulas, donde los alumnos son protagonistas de una tendencia preocupante que crece en los establecimientos secundarios ante un combo que incluye, por un lado, a la falta de restricciones y de contención escolar y familiar y, por el otro, a un contexto socioeconómico por demás complejo para los chicos y su entorno.

«Es una batalla perdida», reconoció el preceptor de una colegio porteño  «En los recreos es descomunal la manera en que apuestan. Uno no le puede decir nada y no estamos autorizados a pedirles el teléfono. Entonces el chico hace lo que quiere. Yo lo noto porque les relojeo los celulares, pero si pasa alguien de la dirección y los ves jugando, tampoco puede hacer algún tipo de advertencia», detalló.

Y siguió: «En hora de clase la utilización del celular está supeditada a la consigna del docente. Supuestamente no pueden estar jugando, pero tratan de evitar el control del profesor». En este sentido, Gregoria, quien brinda clases de Historia en un establecimiento educativo del partido de Moreno, dejó en claro que la situación no es para nada sencilla de controlar: «Nos excede porque no sabemos si el chico está leyendo un texto que se le pidió en la clase, chateando con alguien externo, mirando las redes sociales o apostando online».

En cuanto a la escasez de herramientas de control que disponen los docentes, la licenciada en Psicología Laura Caballero consideró «En la escuela juegan porque no hay información respecto a los riesgos ni un control. Se perdió el límite en los colegios. Hay una devaluación general de la institución escolar, sea pública o privada».

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