Es difícil contar con palabras la situación que viven los abuelos, sin citar varias cuestiones que marcan la realidad que opaca al relato oficial.


Muchos de ellos, de estos abuelos que veo esperando y esperando por un «cacho de Salud», si se me permite parafrasear al querido «Clemente», fueron votantes de CAMBIEMOS y los propios JORGE NEDELA, MARIA EUGENIA  VIDAL y MAURICIO MACRI, solían y suelen, foto de por medio, hacer spot y abrazar a algún abuelo en campaña, para después abandonarlos, no sin cinismo y crueldad, a una vida de supervivencia.

Mientras miro y repaso la escena dantesca de viejecitas y viejecitas con su andador o silla de ruedas esperando en una guardia, en mi cabeza da vueltas LA SUBA DE EDAD JUBILATORIA, LA QUITA DE LA JUBILACIÓN DE AMA DE CASA, LOS DICHOS DEL FMI QUE DICE QUE SOBRA GENTE EN EL PAÍS Y QUE LOS ABUELOS VIVEN MUCHO, y pienso si esto no es un Plan sistemático, para que en éste invierno «Julio los prepara y Agosto se los lleve».

«Para cabeza, para. No puede haber gente tan jodida», pienso, pero mientras lo hago recuerdo a Cavalo llorándole a Norma Pla, para después matarla de hambre o a Macri, diciéndole a unos abuelos que las reformas los van a beneficiar y quitarles 26 puntos de sueldo en cada aumento o a Nedela que les muestra los pocos asfaltos y les ceba un mate, mientras se junta con PICHETO, para instalar una nueva reforma laboral que va a desequilibrar del todo la caja del ANSES y gastar, la poca plata que aún no han gastado.

¿Pero puede haber tantos cínicos? y la respuesta definitiva es SI, porque mientras le llenan la cabeza a la gente con TN, Mirtha Legrand y Susana Giménez, la calle, la farmacia, la Salud y la Heladera le dicen otra cosa. Cosas como esta que sucedió «ayer nomás», como decía la canción, en la ciudad de Berisso.

«Noche larga. Hace un par de días que el abuelo se siente débil y le duele «un poquito» el pecho. Sus 90 y tantos años no le han quitado su estampa de hombre de hierro y esquiva a los «Dotores», como él los llama. Cansado de toser pide el número de la clínica para pedir un turno con su médico, ese que le puso el PAMI. Pero se encuentra con la noticia que «el doctor no atiende más porque PAMI no le paga y tiene que ir a que le designen un nuevo médico.

Se pone coqueto, se perfuma y arrastrando las piernas y su andador, pide a un familiar que lo acompañe a la oficina del PAMI, porque le han dicho que el «trámite es personal y después de todo el taxi lo deja en la puerta», piensa mientras el catarro le molesta y el cansancio lo hace detenerse cada cinco metros.

La nueva doctora, no es conocida. La debe llamar solo a un celular, entre las 18 y las 20 hs. Ansioso vuelve a su casa, somnoliento espera sentado apoyado en la mesa, a que sea la hora. Intenta una, dos, tres, cuatro, diez veces, hasta que le contestan que pueden darle un turno para dentro de 15 días. Rezonga, putea, siente impotencia, sus noventa y tantos años le dan ese permiso. Trabajo toda su vida desde los 7 años y ahora nadie lo quiere atender. Sus medicamentos se fueron por las nubes y apena si sobrevive.

Llega la noche, la tos no lo deja dormir y hace algunos días no va al baño con regularidad. La familia lo lleva al Hospital de Berisso, la guardia está llena, pero una joven doctora se compadece del viejo y lo hace pasar, lo acuesta en una camilla y comienza a pedir estudios de todo tipo. Las enfermeras pasan a su lado y lo «miman», el camillero le da CHARLA. Se siente bien, pero ve que cada análisis tarda mucho porque hay pocos insumos. Le cuentan que hay solo una máquina para hacer electros y que la única persona que está en rayos x, está en el quirófano con una urgencia y debe esperar para sacarse una placa.

El viejo se compadece de los profesionales «que culpa tienen ellos. El desastre son los políticos» le dice a su familiar casi resignado, mientras recuerda que lo llamaron, hace algunos años, para hacer un video en su casa con Macri o Vidal.

Las horas pasan. En una camilla de la guardia de emergencia el abuelo se duerme una «siestita». Por fin le sacan las placas. La doctora debe internarlo y pide a la Clínica Mosconi un lugar, pero no hay y PAMI dice que Berisso «NO TIENE CAMA PARA UN ABUELO», la opción es ir a Ensenada, pero la Clínica Mosconi debe hacer un papel de rechazo y no puede porque no hay quien lo firme.

El abuelo lleva 8 HORAS en una camilla en la Guardia de un Hospital Público y no hay camas para internarlo. Por fin en el Hospital se cansan de esperar y «le hacen un lugar».

El abuelo tiene frío, le duele todo, pero agradeció el gesto y dice a todos que «son buenos chicos», pero sabe que no está bien «Al final estos hdp quieren que me muera, pero no les voy a dar el gusto «Dotora», si ud me ayuda los vamos a sacar a patadas al Gobierno éste…»

Ya han pasado 9 horas, por fin está en una cama. PAMI sigue sin llamar para darle cama y en la Mosconi dicen que pase el lunes. Pero a quién le importa EL ES SOLO UN VIEJO»

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