En un contexto económico desafiante, la discusión sobre el salario mínimo vital y móvil en Argentina vuelve a encender las alarmas. Diversos informes recientes señalan que el ingreso actual de los trabajadores registrados se encuentra muy por debajo de lo necesario para cubrir la canasta básica familiar, dejando a un número creciente de hogares en una situación de vulnerabilidad.
Según un informe del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) publicado esta semana, en marzo de 2025, una familia tipo necesitó un ingreso bruto de $2.165.357 para cubrir sus necesidades básicas. Este monto equivale a un salario de bolsillo de aproximadamente $1.753.939.
Esta cifra contrasta fuertemente con el actual Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), fijado recientemente por decreto gubernamental tras la falta de acuerdo en el Consejo del Salario. Si bien se han anunciado aumentos, los gremios denuncian que estos resultan insuficientes e incluso no alcanzan a cubrir la mitad de la canasta de indigencia, estimada por el INDEC en más de $690.000 para marzo.
Organizaciones sindicales como las CTA han expresado su «duro repudio» al nuevo SMVM, calificando los aumentos como «irrisorios» y equivalentes al precio de una pizza. Insisten en la necesidad de un salario digno que permita a los trabajadores cubrir el costo real de la vida.
Un informe de CIFRA (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina) revela la brutal pérdida de poder adquisitivo del salario mínimo bajo la actual gestión, alcanzando su nivel más bajo en términos reales desde la década de 1990. Actualmente, el SMVM apenas cubre el 58,1% de la canasta básica alimentaria y poco más de una cuarta parte de la canasta total de pobreza.
La persistente inflación y la liberación de precios de servicios esenciales como salud, educación, vivienda y transporte erosionan cada vez más el poder adquisitivo de los salarios, empujando a más familias a la pobreza. Un estudio reciente estimó que una familia necesita más de $2 millones para cubrir la canasta de servicios básicos.
La discusión sobre un salario justo y digno se vuelve crucial en un país donde el aumento de la pobreza es una preocupación constante. Los informes presentados reafirman la urgencia de políticas que garanticen ingresos acordes al costo de vida actual y protejan a los trabajadores y sus familias de la creciente vulnerabilidad económica.