La icónica escena de la Última Cena, donde Jesús compartió pan y vino, podría tener un sabor local muy particular si se recreara en nuestros días. Un vino de ciruela, con raíces profundas en la tradición frutihortícola de Berisso, pronto engrosará el prestigioso Código Alimentario Argentino (CAA), abriendo nuevas oportunidades para los productores de la región. Este anuncio coincide con una modificación en la composición del pan negro reglamentario, sumando un toque distintivo a la mesa argentina.
Con una rica herencia ligada al cultivo de frutas y hortalizas, los productores de Berisso, asentados a orillas del río, son reconocidos por sus elaboraciones artesanales. Entre ellas, destaca un vino singular, cariñosamente llamado «Casero de ciruela», obtenido de las jugosas frutas de sus quintas. Este producto, elaborado y comercializado por la Cooperativa de la Costa, verá oficializada su inclusión en el CAA a partir de mañana, gracias a la Resolución Conjunta 21/2025 publicada hoy en el Boletín Oficial.
Esta medida, largamente anhelada por los productores y anunciada por la Secretaría de Gestión Sanitaria y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, representa un avance significativo. Hasta ahora, la comercialización de esta bebida se limitaba a ferias y eventos populares, como la emblemática Fiesta Provincial del Vino de la Costa, celebrada cada julio. Con su incorporación al Código Alimentario, se abre un abanico de posibilidades comerciales para este producto identitario de Berisso.
La industria artesanal de la región se caracteriza por pequeños emprendimientos y empresas familiares que preservan las técnicas transmitidas de generación en generación, fortaleciendo una economía regional autosuficiente. Tras la cosecha, que se extiende de diciembre a febrero, el vino de ciruela se produce mediante un proceso artesanal de fermentación en las instalaciones de la Cooperativa.
A partir de este viernes, el artículo 1107 bis del Código Alimentario Argentino acogerá a esta bebida bajo la denominación de “fermentado de ciruelas”. La normativa detalla que este producto deberá provenir de la “fermentación alcohólica parcial o total de Prunus salicina Lindl n.v. Ciruela japonesa, en sus diferentes variedades tales como Cristal, Remolacha, Genovesa, Abundancia y Gómez; sanas, frescas, o de sus jugos o mostos, con o sin la presencia del carozo”.
En cuanto a los estándares de calidad, el CAA establece que la graduación alcohólica del fermentado de ciruelas deberá situarse entre 5,9 y 14% ± 0,3 v/v a 20°C, con al menos un 50% del alcohol proveniente de los azúcares naturales de la fruta. La normativa también contempla la posibilidad de añadir azúcares o agua, siempre que no exceda el 20% del volumen total del fermentado.
Con esta inclusión en el Código Alimentario Argentino, el vino de ciruela de Berisso no solo gana reconocimiento y legitimidad a nivel nacional, sino que también invita a imaginar una reinterpretación moderna de aquella histórica cena, donde la tradición frutihortícola local podría tener un lugar privilegiado en la mesa.