«Del mudo amor aprende a leer lo escrito,
que oír con ojos es amante astucia», Shakespeare.

Humo de cigarro y algunos papeles al viento, se arremolinaron en el momento en el que Kraunt abrió la puerta.

La tranquilidad de la mañana londinense se vio interrumpida por la noticia: el caso del niño español desaparecido hacía dos dias, había tenido un giro inesperado. Kraunt, el investigador a cargo del caso, salió corriendo de su despacho y se dirigió al río Medway. 

Una multitud de personas, incluyendo agentes policiales y periodistas, se habían reunido frente a su despacho para saber sobre la nueva pista.

En la pequeñita isla, Sharfleet Saltings sobre el río  Medway, se hallaba un anciano abrazando el cuerpo del niño. La imagen parecía responder a la pregunta de quién había secuestrado al niño el 18 de enero de corriente año, 2002, en Londres.

 Los titulares ya hablaban del éxito de la investigación de Kraunt, el incansable investigador que no se había dado por vencido.

El anciano fue llevado al hospital con hipotermia avanzada después de cubrir al niño con sus ropas.

Mientras tanto, el investigador Kraunt se mantuvo alejado de los medios y se instaló en la arcilla del islote, donde ambos fueron hallados. 

Llevaba dias sin dormir y sin comer. Su ayuno agudizó su estado de alerta. 

Podía oir con sus ojos.

Se hizo preguntas: ¿Por qué el anciano se quitó la ropa para cubrir al niño? ¿Por qué lo secuestró? Tomó un puñado de arcilla, lo metió en el bolsillo de su campera y volvió a la ciudad.

Kraunt, tenía un olfato especial y sabía que ocurría algo aún más macabro. 

Éste sería su último caso antes de jubilarse.

Kraunt se sienta frente al anciano, que luego de dos días ha recobrado la conciencia. El anciano lo mira con desconcierto y asombro.

 _Soy el investigador del caso, dice Kraunt. _¿Puede hablar? Cuénteme todo desde el comienzo.

El anciano tose un poco para aclarar su garganta pero su voz aún se siente débil .

_ ¿El niño…? ¿Cómo está el niño? pregunta. 

Kraunt se sorprende. _¿Usted pregunta por el niño? ¿Qué hacía en la isla con él?

El anciano cierra los ojos, intentando recordar:

_Ocurrió… no sé cuándo; tengo una laguna mental. Yo iba caminando por la calle, muy tarde. Hacía días que tenía en mente, irme.

_¿Cómo? ¿irse? preguntó Kraunt. 

El anciano levantó la mirada: 

_¡irme de este mundo!

 Estoy viejo, ya no sirvo para nada. Mi hijo me odia. 

Suspiró,  

_esa noche, estaba a punto de alquilar una lancha en el Puerto Tilbury,

para dejarme caer en rio Támesis. Pero entonces, llegó un auto con unos tipos raros, armas y un niño amordazado. Los tipos metieron al niño en un pequeño barco y luego se dirigieron al auto para hacer algo; yo no tenia nada que perder, mientras ellos estaban ocupados, subí a la embarcación, le dije al niño que no tuviera miedo de mí y mientras forcejeaba para desatarlo ví como los tipos lanzaron el auto al río. Cuando subieron a la embarcación me escondí y le hice señas al niño para que no dijera nada. Él me entendió.

 El anciano respiró profundo para continuar.

_Salimos al río y los tipos tomaban vodka, hablando en serbio o croata creo, los ví borrachos y arremetí contra el que timoneaba, lo golpeé con fuerza con una pieza de hierro y se desmayó. El otro se vino contra mí con furia, pero el niño le disparó con el arma que había caído al suelo del otro sujeto. El tipo se desplomó, herido. Me incorporé con la intención de tirarlos al agua, cuando el herido se levantó, furioso y gritando, tomó al niño y con el rostro mas malvado que ví en mi vida y lo lanzó por la borda. Me tiré tras él y pude alcanzarlo. Nadamos hasta la orilla de un lugar que no pude reconocer a causa de la niebla.

La noche era oscura y fría, pero lo abracé fuerte, para calentarlo. Hice una pequeña fogata, y el niño se animó un poco pero estaba débil. Intentaba decir frases en inglés y yo le respondía en español, recordando las lecciones que mi hijo me había dado antes de … ( El anciano metió su cabeza entre sus manos con notable angustia). 

_Por favor, dijo Kraunt, continúe.

_Si, señor, lo haré. Mientras hablaba con el niño, recordé a mi hijo. Hace diez años no quiere verme. Se marchó a España enojado, culpándome de la muerte de su madre. Un descuido, un cigarrillo, un impacto directo de ese animal que no ví en la ruta… Nunca pude perdonar mi error. Cuánto la amaba… El anciano refriega su cara para evitar el llanto y agrega: _ para entretener al niño, le conté historias de cuentos que le contaría a un nieto, si lo tuviera y le dije que alguien vendría a rescatarnos pronto. 

La siguiente noche, el frío era intenso. El fuego no era suficiente, así que me quité la ropa para arropar al niño y protegerlo.

De repente, Kraunt salió de la habitación, interrumpiendo la historia.

 _¿Está seguro de que el anciano no tiene ninguna confusión o delirio? preguntó a los médicos. _No, detective,  le respondieron, los síntomas de hipotermia han desaparecido. Cuando llegó, casi no tenía signos de vida, pero ahora está en perfecto estado de conciencia.

Los padres del niño, llegaron en ese instante al hospital, exigiendo ver a Kraunt, él se acercó a ellos con su rostro compasivo.

 _Pasen por aquí, por favor, les dijo, guiándolos a una habitación contigua a la del anciano.

Una vez dentro, Kraunt se dirigió al padre del niño. 

_Señor Dugan, necesito que me repita el motivo de su visita a Londres. 

El padre del niño se impacientó. _¿Para qué quiere que le repita todo de nuevo? Ya lo sabe.

Kraunt lo miró fijamente, sus ojos parecían mirar dentro del alma de Dugan 

 _Quiero asegurarme de que entiendo su relato. Usted dijo que volvió a Londres para mostrarle a su hijo de dónde proviene. ¿Es eso correcto? El padre del niño asintió.

Kraunt continuó. _¿Y puede decirme cómo se compone su familia aquí, en Londres? 

El padre del niño se puso tenso. _Mi madre murió en un accidente de autos… y mi padre… prefiero no hablar de eso.

Kraunt lo presionó. _Su padre, ¿cómo se llama su padre?

 Dugan vaciló antes de responder: _¡Tomas Dugan, era el nombre de mi padre!

 Kraunt abrió los ojos consternado.

 _Señor Dugan, dígame la verdad. ¿A qué vino usted a Londres realmente? La voz de Kraunt se elevó: _Los registros de sus viajes a Londres muestran que ha venido al menos 20 veces en los últimos dos años. ¿Qué está ocultando?

¿A qué vino usted, ésta vez, con toda su familia? preguntó Kraunt, con voz firme. _¿Buscaba algo más que sólo mostrarle a su hijo su ciudad natal?

La mujer de Dugan lo miró con asombro, y detuvo el llanto que sostenía.

Kraunt continuó. _He revisado su cuenta bancaria. Hace dos meses, usted tenía ahorros por más de 1.500.000 euros. Y el día 18 de enero, su cuenta pasó a cero euros. La mujer de Dugan se puso pálida. _Nunca tuvimos ese dinero, dijo en perfecto inglés. 

Kraunt con tono serio se acercó al rostro de Dugan y dijo _Su hijo fue hallado junto al anciano, que casualmente lleva el apellido Dugan. Y casualmente, su esposa murió en un accidente causado por un descuido de él… La mujer de Dugan se puso de pie, horrorizada. _¿Qué está diciendo? Esto lo dijo en su español natal.

Kraunt se inclinó mas hacia Dugan. _Su padre está en la otra habitación. Lo he entrevistado hasta hace cinco minutos. 

La mujer de Dugan se desplomó en la silla, conmocionada. 

_¿Cómo dice? Dijo Dugan, con notable incredulidad. _Mi padre se suicidó en el puerto hace diez años, cuando yo partía con rumbo a España. Él fue al puerto, alquiló una lancha y en medio del río se lanzó. No sabía nadar.

Kraunt, Dugan y su mujer corrieron a la habitación de al lado, pero no había nadie. Kraut se acercó a la cama, indagando entre las sábanas. Y entonces, lo encontró: algo de arcilla y una ficha de casino en la superficie de las sábanas.

 La misma arcilla que él traía en sus bolsillos. Kraut se quedó parado, su mente iba a toda velocidad  ¿Qué significaba esto? El anciano había desaparecido, ¡Era realmente un fantasma! ¿O había algo más siniestro en juego?

Lo miró a Dugan incisivamente. Entonces, el padre del niño rompió en llanto y confesó mirando a su mujer.

_ Volví a las apuestas. Tuve una mala racha y recibí amenazas de unos prestamistas serbios que me exigieron traer a mi familia a Londres para estar seguros de que pagaría la deuda.

Lo de las apuestas, lo había hecho antes, y mi padre siempre me pedía que abandonara eso. Pero después del accidente, lo insulté y le dije que él no era mejor que yo.

Hace dos años, recaí.

En ese momento entraron los medicos y agentes policiales a la habitación. Hicieron salir a los padres custodiados.

Un médico habló con Kraunt.

Señor, ¿está usted bien?

_doctor, exclamó Kraunt , no es momento de ver si yo estoy bien. ¡Déjeme trabajar! 

_Señor Kraunt, usted ha sido internado en esta habitación hace dos días, luego de salvar al niño. Llegó casi muerto y pudimos recuperarlo. 

_¿Cómo dice?, preguntó con ojos desorbitados 

_No lo recuerda porque usted, siguiendo las pistas, llegó hasta el puerto y realizó una búsqueda implacable. Halló a los secuestradores que iban saliendo en una embarcación y arremetió contra ellos una vez avanzado el viaje sobre el río. Luego usted se lanzó al agua cuando el niño cayó en la pelea.

 Fueron rescatados un tiempo después por la guardia que llegó hasta lugar siguiendo las pistas de todos los papeles que usted dejó en su oficina la mañana en la que salió corriendo al encontrar la última pista.

Llegó con alucinaciones a causa del mal estado que ya tenía por no comer ni beber en los días de búsqueda del niño y con hipotermia. Pero tranquilo, descanse. Toda la nación habla de su último trabajo. Y el niño ya se recuperó.

Hoy permitimos que se acerquen los padres del pequeño porque querían agradecerle que lo hallara con vida.

 Aunque ahora, ante las nuevas evidencias, el padre deberá enfrentar a la justicia por apuestas ilegales.

Los ojos de Kraunt, volvieron lentamente… a la realidad. 

Fin.

Patricia Alejandra Cerdá.-

@mimi_ulises

Un comentario en «Ojos para oír»

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