Ya existen y producen a triple turno en China, Estados Unidos y Europa. Desde este año, también habrá en La Plata. A partir de septiembre, el barrio El Mondongo de la ciudad bonaerense será escenario de un hecho histórico en términos de desarrollo: a una escala significativamente más pequeña que las gigafactorías de los actuales productores a nivel mundial, comenzarán a salir de allí las primeras celdas nacionales para fabricar baterías de ion-litio.
«Ciencia y tecnología es soberanía», dice un graffiti cerca del Polo Productivo Tecnológico “Jorge Alberto Sábato”, un predio de 1500 hectáreas que supo ser el edificio de la administración de aguas de la provincia y la Universidad Nacional de La Plata acondicionó para que, dentro de dos meses, se enciendan las cuarenta máquinas que la empresa de investigación y desarrollo para la industria energética YPF-Tecnología (Y-TEC), propiedad de YPF, compró e instaló para comenzar a producir los cátodos y ánodos que terminarán en celdas para baterías de ion litio hechas en Argentina.
Si bien lleva en concreto dos años de desarrollo, Unilib – el nombre de la planta nacional de desarrollo tecnológico de celdas y baterías de litio impulsada por la alianza estratégica entre la UNLP, Y-TEC y el Conicet- «es el resultado de más de diez años de investigación. Ya para el 2011 hay papers publicados de producción local que investigaban y miraban la tecnología de celdas para baterías de ion-litio», asegura en diálogo con PáginaI12 el presidente de Y-TEC y de YPF-Litio Roberto Salvarezza. Para ese momento, ya se explotaba litio en el país pero la demanda del mineral a nivel mundial «era un tema muy restringido, no se lo relacionaba con la transición energética, por ejemplo. Sin embargo, sí se crea una actividad científica en torno esta temática que fue el antecedente directo de lo que vamos a ver en septiembre», se entusiasma Salvarezza.
La inversión total para la puesta en marcha fue de 5 millones de dólares, de los cuales 2 millones corresponden a la obra civil que puso la Universidad, 1,5 al equipamiento y materiales adquiridos por YTEC que fueron complementados con otros 1,5 millones por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. El proyecto total implicó una inversión de total de 10 millones de dólares. A la puesta de la empresa a nivel comenrcial se le agregan dos pasos anteriores: una planta piloto emplazada en el edificio YTEC y, anteriormente, a una escala menor en laboratorio. Parte de la inversión de Y-TEC se consiguió gracias a la ganancia por la venta de tests de diagnóstico de Covid que realizó la empresa.
«Nuestras baterías son versátiles pero pueden estar destinadas a almacenar energía eólica y solar para utilización estacionaria de la población que se encuentra fuera del sistema eléctrico y hoy usa generador a gasoil. Podrían reemplazar este combustible que genera dióxido de carbono por un parque solar con baterías de ion litio. La primera producción de baterías irán a suplir la demanda de este nicho. Asimismo sirven para los radares móviles para las Fuerzas Armadas. También es posible pensar en vehículos eléctricos como colectivos urbanos. Nos hicieron llegar el interés empresas que producen los city car, por ejemplo», explica Salvarezza sobre su destino.
En un mundo regido por gigafactorías, el proyecto platense es pequeño. «No tiene sentido emplazar algo a gran escala, porque no hay mercado para atender en la región. A medida de que se vaya agrandando el mercado, podremos expandirla con todo el conocimiento adquirido», aseguraSalvarezza. En un año, prevén llegar a la capacidad instalada total de la planta, en la que 55 técnicos (15 por turno) capacitados por la UNLP en cursos de formación financiados por la provincia de Buenos Aires, produzcan celdas para producir 200 celdas por día. Como referencia, la fábrica de Tesla en Estados Unidos produce 13 millones en un solo día. Unilib tendrá la capacidad de generar 15 Mwh/año, suficiente para almacenar energía para 2000 viviendas o 300 coches eléctricos por año.
En efecto, la tecnología de Unilib ya se transfirió a una planta que tendrá una capacidad cinco veces mayor que está instalando el gobierno de la provincia de Santiago del Estero en asociación con la Universidad Nacional de esa provincia y de la cual Y-TEC es socia. Esperan que pueda comenzar a operar en 2024. En ese caso, «el interés del gobierno de la provincia es destinarlo para electromovilidad, es decir para fabricar motos, coches eléctricos y autobuses», explica el ex ministro de Ciencia y Tecnología.
Cómo se produce una celda
Una celda es la unidad mínima de una batería de ion-litio. Las baterías están formadas por una o varias celdas que pueden tomar distintas formas. Pouch – las que se realizan en Unilib-, cilíndricas o prismáticas de acuerdo al uso que se le va a dar: para autos eléctricos, camiones, celulares, cámaras fotográficas, paneles solares, entre otras tantas.
La tecnología que se desarrolló para transformar carbonato de litio en celdas en Unilib es la de Litio Hierro Fosfato (LFP). El recorrido por la planta permite entender cómo se arma cada celda: en dos lineas de producción espejo se preparan los cátodos – electrodo positivo- y ánodos – electrodo negativo- que terminan teniendo la forma de papeles pintados con solventes químicos. Luego, se acomodan uno arriba del otro y se los sella hasta formar una celda de las tantas que luego va a tener la batería. Todos los salones se encuentran con un estricto control de aire que permite que el material siga teniendo su funcionalidad.
La primera sala de Unilib, que aún no está en funcionamiento, cuenta con dos máquinas. Una sirven para elaborar el LFP, un solvente con litio, hierro y fosfato que, tras 16 horas de mezclado, servirá para armar un líquido que pintará un papel aluminio – que podrá producir localmente Aluar- para armar el cátodo para la batería. En la linea paralela, se pondrá agua y grafito – que se podrá producir localmente a partir del carbón de YPF- para, del mismo modo a través de la pintura de un papel de cobre, comenzar a armar los ánodos. Los rollos pasan dos veces por la linea para llegar a un papel pintado de ambas caras.
Una vez pintados y secos, los rollos son comprimidos en otra máquina con dos rodillos -uno al lado del otro- para reducir micrones. Luego, se cortan de forma cuadrada y se los ingresa a una nueva máquina que conformará un paquete dentro del cual se encontrarán veinte ánodos y veinte cátodos puestos uno encima del otro con un papel en el medio. Poniéndole un electrolito (sustancia química compleja que tiene flúor) y sellándolo, se arma una celda de las alrededor de 80 que precisa una batería. La planta puede hacer 200 celdas por día. Para armar las baterías, Unilib se encuentra en conversaciones con algunas pyme que podrán ensamblar los cátodos y el resto de los elementos necesarios para armarlas. Cada batería se venderá a alrededor de 20 dólares.
En un principio, la única materia prima nacional será el carbonato de litio: » Es la primera vez en la historia del país que se va a vender un kilo de carbonato de litio en el mercado local. Desde los 90 que no queda nada en el país, que se exporta todo. La primera se va a vender para Unilib», remarca Salvarezza. Unilib realizó un contrato con la minera estadounidense Livent , que explota litio en el Salar del Hombre Muerto en Catamarca, para que les venda 15 toneladas (de las 40 mil anuales que exportan junto con Allkem) a un precio preferencial.
El entusiasmo de Salvarezza, sin embargo, se aplaca al conversar sobre el futuro de Unilib en un contexto de incertidumbre electoral: «Este es el modelo de Argentina que queremos: que agregue de valor y que sea industrial. La batería vale mucho más que el litio que tiene», explica y agrega, «se podría pensar que no va a haber un interés de seguir con este modelo de desarrollo ante un cambio de gestión». Lo cierto es que el primer empuje está y va a ser más competitivo. Salvarezza pone como ejemplo Vaca Muerta, cuya explotación hace diez años era mucho más cara que ahora: «No hay ninguna empresa privada que tome este riesgo, de probar nuevas tecnologías y desarrollarla acá. Ese es el rol y el empuje del Estado y acá está Y-TEC y Unilib para demostrarlo», concluye.
FUENTE: PÁGINA 12