Si bien se convirtió en Doctor el 15 de abril de 1956, Denari ya había ejercido la medicina como estudiante cuando realizaba el servicio militar y lo dejaban a cargo de la guarnición.
Diploma en mano, realizó su especialidad en Medicina Clínica en el Hospital Horacio Cestino y luego se volcó a la pediatría con algunas ‘interrupciones’, como el mismo las llama.
Es que en una ocasión fue convocado para acompañar en el área de Salud Pública a Raúl Filgueira, el Primer Comisionado que tuvo la ciudad de Berisso. Eso implicaba hacerse cargo del ‘dispensario’ y hasta del área de veterinaria.
Fue también médico escolar, Inspector Sanitario en la Provincia de Buenos Aires y Secretario Técnico del Ministerio. Ejerciendo este último cargo es que fundó la sala de primeros auxilios en la Isla Paulino.
En simultáneo abrió el consultorio que atendió en su casa y también tuvo pacientes en la clínica del Dr. Patrizzi. Si bien se jubiló a los 60 años, continuó atendiendo en el consultorio de Montevideo y 13 hasta el último 1º de octubre. Como despedida, el último día de consultorio, se contagió un germen y le bajaron las defensas.
En retrospectiva, el ‘Tolo’ se mostraba agradecido por cada etapa que pudo vivir junto a su familia. Con Silvia, una de sus 8 hijas, ‘hacía domicilios’. En un 4L llegaba hasta el Club Villa San Carlos donde dejaba el auto y caminaba hasta Villa España. Si era de noche y había que visitar casas en Barrio Obrero, por ejemplo, había que llevar fósforos que encendían para ahuyentar la jauría de perros. Cuando llegaba el invierno, cuenta Sergio, uno de sus yernos, preparaba los remedios para poder enfrentar los casos de gripe que llegarían en los próximos días.
Asistió a los primeros chicos que cobijó el Padre Carlos Cajade y nunca se preocupó por si el padre del pequeño paciente tenía recursos para pagar.
Se rigió, sostenía sentado atrás del escritorio del consultorio, por su formación ‘biológica’, en épocas en las que “se hablaba mucho con el paciente para comprender la enfermedad”.
Todavía, en el consultorio de Montevideo, las vitrinas guardan algunos elementos médicos. En las cajas de embalaje hay libros y un solo guardapolvo queda como recuerdo de las puertas que se abrían a las 14 y se cerraban cerca de las ocho o diez de la noche, según la demanda.
Su fervor por la profesión lo privó muchas veces de feriados y fines de semana y lo dejó otras tantas ‘fuera de hora’. Le habían dicho que cuando se jubilara iba a descansar. Pero decía que todavía no se acomoda a su nueva condición. Siempre Recordaba a la perfección cientos de anécdotas que quedarán grabadas junto a alguna receta por gripe o sarampión.
Hoy la ciudad despide con dolor y paradójicamente en medio de la pandemia al Doctor Denari, al Tolo, a un baluarte berissense.
FUENTE: El Mundo de Berisso
Gracias por tanto tolito.trabaje muchos años en su consultorio.a el no le importaba que sean la 8 de la noche y todavía quedaban muchas mamis con sus hijitos esperando ser atendidos.fue lo mejor en berisso .chicos grandes.no importaba el te atendia.tampoco importaba la hora que le tocaban el timbre por una emergencia.fue.y será el mejor .un ser humano extraordinario.se que va estar en ese lugar hermoso.como todos dicen .dios se lleva a su lado los buenos.estoy muy triste.vola alto tolito.besos al cielo.