La declaración de la Independencia argentina se celebra cada 9 de julio y recuerda aquel  Congreso de Tucumán celebrado en 1816 en que se determinó que: “era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España”.


Algunas curiosidades acerca de este acontecimiento:

  1. Las “Provincias Unidas”, nombre con que se denominaba a la región en aquella época, comprendía a Argentina, Uruguay y Paraguay.
  2. Estaba planeado que la independencia fuera declarada en el mes de marzo de 1816, pero no se logró sino hasta cuatro meses después.
  3. En las reuniones de las juntas se veía con buenos ojos que la forma de gobierno fuera una monarquía constitucional, ya que era considerada una forma estable de gobierno.
  4. Los congresales cobraban un sueldo de $ 100.- mensuales. El personal de maestranza recibía $ 6.- por mes.
  5. De los 29 diputados, dos eran peruanos, tres bolivianos y uno, uruguayo. Sus oficios: 18 abogados, 9 sacerdotes, 2 frailes y 4 militares.
  6. El texto aprobado en el Acta de «una nación libre e independiente de los Reyes de España y su metrópoli», y ante rumores de una invasión portuguesa, fue modificado en una sesión secreta el 19 de julio. Quedó establecida la independencia «de los Reyes de España, sus sucesores y metrópoli, y de toda otra dominación extranjera».
  7. El Teniente Cayetano Grimau y Gálvez fue el encargado de llevar la noticia de la Independencia a Buenos Aires. Cabalgó durante 9 días y llevó el Acta de Declaración de la Independencia dentro de un cuero de cabrito cocido y lacrado. El resto del país recibió la noticia mediante copias del Acta de la Independencia que se enviaron a través de chasquis. El Congreso imprimió 3.000 ejemplares, de los cuales la mitad estaban escritos en castellano, 1.000 en quechua y 500 en aymará.
  8. España recién admitió la independencia argentina en 1863.
  9. Si bien el 9 de Julio era una fecha festiva a partir de la declaración de la Independencia, cobró estatus oficial como tal recién en 1826. Pero, curiosamente, para anularlo como una fiesta en sí misma. El 6 de julio de ese año, Bernardino Rivadavia firmó un decreto ordenando que el 9 de Julio se celebrará junto con el 25 de Mayo, para que no hubiera dos feriados patrios seguidos. Casi 9 años después, Juan Manuel de Rosas, durante su segundo mandato, revirtió esa orden. El 11 de junio de 1835 promulgó un decreto que ordenaba que el 9 de Julio y el 25 de Mayo debían ser dos celebraciones oficiales y feriados distintos.

Fuentes: Portal de Valizas / Diario de Cuyo

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