La informalidad laboral sigue siendo un problema grave en la economía argentina, y su situación se agravó aún más en el último año. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), el 43% de los trabajadores son informales, lo que representa un aumento de 132 mil personas que trabajan sin aportes jubilatorios ni derechos laborales.
En el segundo trimestre de 2023, se contabilizaban 12.874.000 asalariados, de los cuales 7.434.000 estaban registrados. Sin embargo, un año después, el total de trabajadores cayó a 12.859.000, perdiéndose 147 mil empleos formales, mientras que la cantidad de informales creció a 5.572.000, revelando una crisis en la creación de empleo formal.
La presión inflacionaria y la recesión pusieron en jaque a las empresas, obligándolas a reducir costos laborales, lo que ha incrementado la informalidad. Al mismo tiempo, los sectores informales siguen creciendo, sin que haya incentivos suficientes para formalizar empleos, especialmente entre las pequeñas y medianas empresas, que enfrentan mayores dificultades burocráticas.