La final arrancó como tal, a pelota dividida y pierna fuerte, tanto es así que antes de los cinco minutos dos cosas se destacaron; la movilidad de Lugones que se mostraba punzante desde el arranque y una tarjeta amarilla para un defensor de Defensores Unidos.
Una férrea defensa de Villa San Carlos, que comenzó más sólida que en el partido de ida y un Orona que las pedía todas fue la continuidad de un partido que era más emocional que bueno, aunque cerca de los 10 minutos tuvo su primer llegada a fondo de la mano de una buena jugada de Samaniego y un remate de Licht que se fue cerca del poste izquierdo del arco del CADU.
Promediando los 20 minutos el partido era «La Final» que todos sospechaban. Empujones, la pierna fuerte, discusiones, era el clima, con un Villero dueño de la pelota y un Defensores Unidos que no podía más que rechazar los embates del celeste de Berisso, siendo Saborido, por la derecha del equipo de Restelli, quien desbordaba cada vez que encaraba y arrimaba peligro al arco de los de Zárate.
Los 30 minutos mostraban una realidad marcada; si bien la Villa San Carlos era el dueño de la pelota y jugaba mejor, ninguno de los dos arqueros había «trabajado» demasiado y los arcos les quedaba muy lejos a los delanteros. Solo la tensión de «La Final» le daba sabor a un partido tenso y sin llegadas.
Desde allí y hasta el final del primer tiempo, todo fue igual. Una buena defensa del Visitante, un control del balón de la Villa y casi ninguna aproximación de parte de los equipos, que hicieron una primera mitad tensa, sin jugadas de Gol a fondo y con dientes apretados.
El segundo tiempo arrancó, casi igual. Apenas un intentó del CADU por repartirse la pelota, pero el Villero volvió a conseguir el monopolio de un balón que seguía lejos de las áreas, aunque el ingreso del delantero Cao, en la Villa, mete presión al visitante.
A los 15 minutos del Segundo tiempo, lo que más presionaba era el reloj. La desesperación de la Villa le permite a los de Zárate tener un poco de salida de contra, pero sin peligro para el arco defendido por el Popi Benítez, todo hasta los 22 minutos cuando una escapada del delantero de Defensores Unidos, Giménez, obliga al portero Villero a hacer una atajada a puro reflejos, dándole una vida a los de Berisso.
Ya a los 25 minutos, el técnico villero, Restelli, da todo un mensaje de que se estaba jugando. Mete un cambio de esos que son A TODO O NADA, saca al defensor y «Gran Capitán» Federico Slezack y mete al eterno delantero, «el pájaro» Miranda.
El tiempo pasaba y aparecen los «centros a la olla» del villero esperando una cabeza salvadora o un desvío o algo que rompa la paridad y casi sucede, primero a los 33 con Cao que engancha un rebote y hace lucir al arquero del CADU y otro a los 35, cuando Orona erra un cabezazo a metros del arco de la visita.
Faltando 10 minutos las cartas estaban echadas. Los de Zárate se metieron dentro de su arco y los de Villa San Carlos le minaban el área a centros y a pura atropellada.
Desde allí y hasta el final todo venía igual. Los visitantes se quedan con uno menos por la expulsión de su delantero Giménez por doble amarilla y la Villa seguía a puro centro. Pudo ser Cao, pudo ser Licht, pero el milagro no sucedió.
Habrá que aplaudir al justo Campeón. Los de Zárate ascendieron y festejarán… Pero señoras y señores aplaudan al plantel de Villa San Carlos que lo dejó todo y que le dió ilusión a un pueblo que volverá a alentando y gritando orgulloso por un equipo que es mucha más que un Club de Fútbol.