Una vecina de la ciudad ha manifestado públicamente su indignación y frustración ante el trato recibido en las oficinas de Hábitat y Vivienda de Berisso, relatando una serie de incidentes que evidenciarían una falta de respeto y desidia por parte de algunos empleados y directivos.
Según el testimonio enviado a este medio por la damnificada, quien solicitó mantener su anonimato para no entorpecer futuros trámites, la odisea comenzó cuando su madre, una persona con discapacidad, necesitó realizar gestiones relacionadas con las escrituras de su vivienda.
En su primera visita, acompañada por la denunciante, se encontraron con una empleada en el mostrador que, según relatan, permaneció absorta en su teléfono celular, ignorando su presencia durante un tiempo considerable. Ante la falta de atención, la vecina se acercó a la empleada, quien le respondió que esperara. La impaciencia de su madre, una persona mayor, las llevó a retirarse sin ser atendidas.
En un segundo intento, la madre concurrió a la oficina junto a su otra hija, donde les asignaron un turno para un día en que la escribana ni siquiera atendía. La vecina afectada se comunicó con el señor Marote, encargado de la oficina, quien la invitó a acercarse personalmente. Sin embargo, al concurrir, tampoco pudo ser atendida debido a la supuesta ocupación del directivo.
La tercera visita parecía prometedora. Una las atendió y se ofreció a buscar al señor Marote para que bajara a atender a la madre, dada su dificultad para subir escaleras. No obstante, la espera fue en vano, ya que el directivo, ésta vez, tampoco se presentó.
La vecina relata haber enviado un mensaje al señor Risculese, segundo al mandonde la oficina, contando lo sucedido, pero tampoco obtuvo respuesta. En una nueva visita de su hermana, la presencia de la empleada que las había ignorado inicialmente motivó su retiro, evidenciando la incomodidad generada por la actitud de la trabajadora.
«Solo saco esta conclusión: si los que están arriba actúan así, ¿qué se puede esperar de algunos empleados?», se pregunta la denunciante, quien destaca la existencia de «tanta gente preparada con modales y empatía que necesitan trabajar» en contraposición a la empleada cuestionada y los directores del área.
La vecina también lamenta la falta de atención de los «jefes», quienes no se acercaron a atenderlas a pesar del pedido de otra empleada.
«Les dije que los denunciaría y no me voy a arrepentir. Es una vergüenza el maltrato y destrato que tuvieron con mi madre y conmigo», concluye la vecina en su mensaje, solicitando la difusión de su experiencia sin revelar sus datos hasta finalizar los trámites.
La denuncia pública pone de manifiesto la necesidad de revisar los protocolos de atención al público y la actitud de algunos empleados y jefes en dependencias gubernamentales, especialmente hacia personas vulnerables.