Se trata de los pasajes subterráneos, construidos por estrategia y táctica militar ante posibles invasiones que existieron o pudieron haber existido en tiempos del Virreinato.

Un claustro y un túnel jesuíticos del siglo XVIII, ubicados en la iglesia de San Ignacio de la histórica “Manzana de las Luces”, del barrio porteño de Monserrat, fueron abiertos al público con la ceremonia de inauguración y bendición de las obras de puesta en valor de esa infraestructura.

La inauguración de las obras coincidió con la celebración de los 360 años de la instalación de la Compañía de Jesús en la emblemática Manzana, conocida hoy como de Las Luces.

El sacerdote Francisco Baigorria, párroco de la iglesia de San Ignacio ubicada en Bolívar y Alsina, presidió hoy una misa de acción de gracias por la “puesta en valor, refuncionamiento y reapertura” del antiguo claustro del Colegio Grande de San Ignacio, luego Real Colegio de San Carlos y la traza de túneles jesuíticos que atraviesan el templo más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires.

Tras la celebración, los presentes participaron del acto inaugural y bendición de las obras, con la participación de autoridades porteñas y nacionales e invitados especiales del ámbito de la conservación del patrimonio arquitectónico, cultural y religioso.

Ana María Di Cónsoli, coordinadora y gestora del acto inaugural y visitas guiadas del Proyecto San Ignacio, junto con Soledad Saubidet, recordó en diálogo con Télam que “esto fue inicialmente un encargo del actual Papa, que cuando todavía era el cardenal Jorge Bergoglio le encargó al padre Francisco Baigorria la puesta en valor de todo este monumento histórico nacional al que algunos en ese momento llamaban las segundas ruinas de San Ignacio”.

“Se empezó por los túneles que eran la pata del edificio y una de las partes más endebles; allí, el ingeniero Fontán Balestra se hizo cargo de la consolidación estructural de la obra porque la cúpula estaba en peligro y la iglesia presentaba rajaduras”, indicó.

La especialista añadió que “a partir de ahí se diseñó un plan maestro abordando el conjunto de manera integral, y lo que hoy estamos inaugurando es el claustro de lo que fue el colegio grande de San Ignacio, el primer colegio secundario de la Ciudad de Buenos Aires, que había sido fundado en 1617 en la plaza de Mayo por la compañía de Jesús y que se traslada a esta sede hasta la expulsión de los jesuitas en 1767”.

“Este claustro era parte de un conjunto de cuatro galerías con un patio central que, cuando se construye el actual edificio del Colegio Nacional Buenos Aires, queda reducido a este sector en el que se pudo preservar un espacio por el que transitaron y se formaron Belgrano, Moreno, Castelli o Saavedra; acá también funcionó el regimiento de Patricios, se usó para cabildos abiertos, fue catedral provisoria y en el altar de la iglesia se fundó la Universidad de Buenos Aires”, destacó.

“Los túneles eran defensivos y tienen mucho que ver con el rol de los jesuitas como arquitectos, ingenieros y grandes maestros del arte de la construcción; ellos introducen el sistema de construcción en cúpula y bóvedas en el Río de la Plata; fueron los hacedores de la construcción de la colonia”, completó Di Cónsoli.

El párroco Francisco Baigorria dijo a Télam que las obras “representan un grandísimo aporte a la cultura y el patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires, estamos abriendo espacios como este claustro que estaba cerrado desde 1913 y los túneles que se sabía que existían pero no se los podía transitar, con estas obras de recuperación ahora todos podemos recorrer una parte importante de nuestra historia”.

“Con esto culminamos un proceso de 16 años que comenzó por mandato y orden del arzobispo Bergoglio para preservar el patrimonio, en ese momento se trazó un plan del que esta es la última etapa y ahora comenzamos de nuevo los trabajos ya no para recuperar sino para la preservación”, completó.

Además del claustro del viejo colegio, el párroco contó que otro espacio que “se recuperó y refuncionalizó es el tramo más importante y significativo que queda de aquella traza original que unía maravillosamente los edificios más sólidos y seguros de Buenos Aires en tiempos coloniales.

Se trata de los pasajes subterráneos, construidos por estrategia y táctica militar ante posibles invasiones que existieron o pudieron haber existido en tiempos del Virreinato de una corona debilitada en Europa y un constante miedo y amenaza de ser invadidos y tomados por otra corona reinante”, explicó.

El sábado 13, a las 15, se habilitarán las visitas guiadas y se mantendrán los martes y sábados en ese mismo horario.

En el recorrido, aproximadamente de una hora a una hora y media, se accederá a la torre norte de la iglesia, luego se pasará a la torre sur, de ahí se bajará al claustro y finalmente a los túneles.

El costo de la entrada se destinará a la restauración y mantenimiento del templo. Se puede reservar lugar o escribir previamente a visitasguiadas@sanignaciodeloyola.org.ar.

Telam

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