Salí, como cuando era chico, siguiendo la luz y la sirena de un camión de bomberos. Fui emocionado al encuentro de ese «Superman» con casco rojo y una manguera como arma de justicia y llegué a ellos como un adulto asombrado y agradecido.

Sin saber cómo decir gracias, como gritar mi admiración, como demostrarles que a pesar de mi enojo con las autoridades, yo les agradecía infinitamente lo que están haciendo. Y me quedé ahí, ahí parado sin hacer nada contemplando el suceso dantesco de algo que se podía evitar.

Como no haber elegido ser bombero, por lo menos estaría ahí ayudandolos.

Si yo los quiero ayudar, pero no se que hacer. Por eso vuelvo a casa, a editar el material y la imagen de esos cientos de tipos de los que no conozco el nombre, con la cara llena de tizne y las manos curtidas, me da vueltas por la cabeza y dejo todo. Yo sé que son las 23 hs y ningún medio de comunicación, en su sano juicio, publicaría una nota a esta hora porque «no rinde», pero si un bombero no descansa nosotros tampoco podemos hacerlo. Y hacemos lo que sabemos y lo que nos gusta, contarte lo que sucede.

Y llegó a la computadora y escribo » Berisso, Magdalena, Ensenada, Hudson, Berazategui, El Pato», nombres de ciudades que leí en los camiones. Y sigo; «Bomberos llenos de tizne y los de Berisso sin dormir, del incendio al trabajo y del trabajo al incendio y sin pasar por sus casas».

«Dale, dale, que si ellos no descansan vos tampoco» me digo y continuó, «en la cabeza la sonrisa de un pibe de Ensenada, un bombero que podría ser mi hijo y yo tímidamente diciendo GRACIAS PIBE y él aumenta su sonrisa y contesta NO DE NADA»

Pienso ¿Quien podrá leer esta nota? ¿Quien se la leerá a la joven bombera de Hudson que fue llevada al Hospital Rossi con una lastimadura en el ojo?, ¿verán los de EL PATO que los vimos y les agradecemos?, llamó al cuartel de Berisso y me atiende un amigo, parezco un chiquito, tartamudeo y solo se me escapa «que gran laburo están haciendo Gracias», del otro lado sorprendido y caliente por las circunstancias adivino una sonrisa y un silencio.

Obviamente todo esto se podría haber evitado, que éste desgaste de trajes, combustibles, motores, llantas, que costará millones y que saldrá de los socios y amigos de cada cuartel, se podría haber evitado si el municipio de Berisso no fuera tan negligente.

Pero no quiero pensar en eso, quiero pensar en los cientos de Superman y Mujeres Maravilla que por estas horas están en un incendio, quiero pensar que les puedo gritar gracias, quiero pensar en que aún los siento intocables e inmortales, como cuando era chico y que Berisso los abraza como cuando somos grandes y agradecidos.

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