Llega apenas se abre el CAFÉ SUR, sonriente no pierde tiempo y chicanea, «está dura la puerta ¿no hay para aceitarla?», «son tiempos duros gobierna Macri» recibe como respuesta.

Se sienta. Conoce de cafés políticos y de discusión y se le nota, aunque admite, «Me gusta mas el mate, no soy tan cafetero», dice mientras se acomoda en la silla y endereza la espalda mostrando postura y roce. Como acomodándose para arrancar un discurso.

Pero más allá de un arranque con apreciaciones no muy buenas para con el Gobierno actual del Intendente Jorge Nedela en la Ciudad de Berisso, «El Negro», como se lo conoce, fue aflojando su habitual postura de Sindicalista y Político duro y con decisión, para adentrarse en un camino de charla que muestra un «Lado B» que poco se conoce.

Nacido en la Nueva York, no pierde tiempo en llenarse la boca y la memoria hablando de su mamá, «era una leona, una luchadora, una trabajadora…» dice mientras los ojos le brillan y arranca contando con orgullo, «Nací en el Hospital de Berisso, eso es un orgullo para mi…»

Aunque cuenta que a su padre de sangre lo conoció de grande, Garaza, se vuelve a transformar al hablar del «compañero de su mamá»; «Era un tipo que sabía hacer de todo, me enseñó la cultura del trabajo… vivimos en la Isla e íbamos a trabajar a las quintas… por eso no pasamos hambre, siempre había algo para comer» recuerda lleno de orgullo, aunque señala conocer bien el hambre por haberlo visto muchas veces.

Su despido de YPF en los 90, la falta de trabajo, los problemas, llegan detrás de un sorbo al pocillo; «Es duro cuando tenes que cambiar rápido tu vida porque no tenes trabajo… a mi hijo lo saque del privado porque no podía pagar y las monjas son muy buenas y cristianas pero si no tenes para la cuota te dicen «será que Dios no quiere que esté aquí»», dice mientras recuerda risueño un momento duro.

Familiero como es, compara el orden Sindical con el concepto de «la Gran Familia», «Un Sindicato es una Gran Familia y se maneja igual, en lo económico y en lo social… Y como en una familia el padre no es el que le dio vida sino el que se hace cargo y los cuida. En el Sindicalismo es igual, vos tenes la responsabilidad de estar siempre y cuidar a todos los trabajadores, no importa la circunstancia, vos tenes que educarlos, contarles las cosas y ayudarlos. En las dos situaciones es igual…» dice el Presidente del PJ, mientras se lamenta de la falta de «Códigos», «A los traidores hay que entregárselos a la gente… hoy no hay alternativas, no se puede perder las elecciones. Está bien que TODOS se anoten para ser Intendentes, tenemos que ir a una Interna, pero que quede bien claro que después no se puede bajar porque perdió porque eso es de traidor y no se puede volver a tolerar esas actitudes» señala enérgicamente.

haciendo hincapié en los valores, Garaza, apunta a los jóvenes; «Hay que darles lugar y acompañarlos, esa fuerza que tienen ellos es la fuerza que se necesita y nosotros debemos aportar experiencia…» remarca continuamente.

El tiempo vuela, el café ya no existe, parece poco el tiempo para tanta charla.

Garaza sigue pensando, atrás quedó el adoquín, la Isla, «Yo creía que esa era la selva y cuando salimos de la Isla con mi familia y nos vinimos para acá me dí cuenta que la selva estaba acá…» dispara mientras mira fijo el pocillo y se pierde en aquel nene que solía correr al borde del Río de La Plata.

Atrás queda la mamá, sus compañeros de lucha que ya no están y los golpes duros de la vida, con enfermedades y accidentes graves, atrás queda el Sindicalista vehemente y el Político enérgico, Desnudo de alma, Garaza es un mortal más, un hombre en un café, un niño que creció pero que sigue soñando.

La vuelta está paga, las sillas van a descansar patas para arriba en la mesa, mientras el dueño del boliche pasa un lampazo húmedo que intenta sacar tanto recuerdo desparramado de una charla que promete volver a tener una segunda parte.

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