Los modos en los que puede terminar una pareja son miles. Desde formas sanas como el común acuerdo, uno que deja al otro pero el segundo acepta el desamor, o formas más tóxicas como el engaño y el posterior sufrimiento de una de las partes.
Consecuentemente a la ruptura, llega la división de bienes. Aunque la pareja no esté casada, siempre se terminan compartiendo o comprando objetos en común que luego tienen que quedar en posesión de alguna de las partes.
En los casos de haber concluido “en buenos términos”, esas suelen ser situaciones que pueden añadir dosis de tensión o conflicto en una pareja que creyó que había cerrado un ciclo sanamente.
Es el caso de una pareja oriunda de Shanghái, de la cual el hombre se ha llevado la parte del despecho en la ruptura. Luego de que ella lo dejara, él desempolvó una enorme lista con un minucioso detalle que reflejaba los gastos que él había hecho supuestamente en ella.
Desde cosas absurdas como bocadillos, botellas de agua, y salidas a restaurantes hasta algunas cuestiones un tanto delicadas como cuidar a la madre enferma de su ex novia.
El listado englobaba un monto total de 60.147.025 yuanes, es decir 8.500 euros, más de un millón de pesos argentinos, plasmados en una prolija planilla de Excell que el hombre le envió con total descaro y discriminando también entre gastos compartidos y los que solo habían sido exclusivamente para la mujer