Para los madrugadores fue una sorpresa. Y es que no siempre se puede ver semejante visitante en la ciudad y la particularidad de ser en un ambiente tan hermoso como lo es la costa ribereña, mucho menos.

Lo cierto es que un enorme lobo marino que se encaminaba a las costas del Sur Argentino, decidió hacer un alto en su viaje y descansar en las costas de Berisso, más precisamente en Palo Blanco.

La visita fue una grata sorpresa para quienes estaban en el lugar y si bien la primera intención de la mayoría fue registrar el momento y hasta tocarlo. Pronto los especialistas se hicieron cargo explicando que lo mejor era «dejarlo solo… No estrenarlo y que descanse para luego seguir viaje»

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