“¿Sabés lo que pasa? Es que brindás, te convidan una torta que tiene alcohol y ya se te pasa, ¿Entendés?”.
Estas palabras son las que usa para excusarse una pasajera de un auto cuyo conductor, a la sazón el padre de esta pasajera, no superó la prueba del control de alcoholemia que realizaron agentes de tránsito en la madrugada de año nuevo en la ciudad de Buenos Aires.
https://youtu.be/VBpYrbJIYk0
El alcoholímetro que se usa para medir los niveles de alcohol en sangre debe marcar hasta 0,50 para que el conductor pueda continuar conduciendo. En el caso del hombre del párrafo precedente, el aparato había marcado 0,56. El señor no podía manejar.
Fue entonces cuando su hija se plantó ante los agentes y les explicó que el hombre había comido una torta regada con ron en la mesa de dulces para recibir el 2020.
Pero no fue el único caso de gente que no quiere reconocer que tomó de más y pone excusas insólitas. Algunos de ellos, como el de la señora que “defiende” a su padre, fueron grabados y se dieron a conocer en un video difundido por la Ciudad.
Todo ello se dio en el marco de los
3230 controles de alcoholemia y estupefacientes que se realizaron en la noche y madrugada del Año Año Nuevo en diferentes puntos de Buenos Aires.
Del total de los conductores testeados, el 1,8% no pudo superar el control. Lo bueno es que la cifra bajó de manera importante respecto de la nochebuena, donde los positivos fueron un 2,7% del total.
Ante las justificaciones presentadas por los conductores o sus acompañantes, los agentes fueron inflexibles y procedieron a labrar actas y a detener el auto en cada caso de control positivo.
“Hacé lo que tengas que hacer”, dijo el primer conductor que aparece en el video, mientras que su hija trata de excusarse con los agentes con la “torta que tiene alcohol”. “Es la torta, papá”, dice la mujer, mientras el agente explica: “A partir de 0,51 el procedimiento es igual para todos”.
En otro de los casos donde salta el positivo, a un joven le da 0,61 y además no tiene los documentos, pero trata, sin éxito, de que no le retengan el auto, preguntando si no puede conducir su compañero.
En otro de los casos, un conductor dice que “no hay chances” de que le haya dado 0,62 el control y señala que el
alcoholímetro “está mal calibrado” y pide que le repitan la prueba. Ya abajo del auto, el joven continúa excusándose: “Estoy diciendo que tomé solo una lata de cerveza, ¿Cuánto tiene que dar una lata de cerveza?. Yo entiendo, pero no esto para nada , estoy perfecto”.
“Hay un margen de error en esas máquinas”, dice al final el conductor, a lo que el agente contesta para cerrar la discusión: “No, no, están calibradas. Las calibran continuamente”.