El caso del cadáver calcinado hallado a la vera de la Ruta 11, a la altura del Camino Real, en Berisso, sumó en las últimas horas más horror y espanto luego de que se conociera que la víctima fue quemada cuando aún se encontraba con vida.

Así se desprende de la operación de autopsia que se hizo al cadáver, que reveló además nuevos indicios que serán determinantes para la resolución de los tres principales enigmas que rodean al macabro crimen: la identidad del fallecido, el móvil del asesinato y el lugar en el que se ejecutó el aberrante hecho.

Luego de dos días de incertidumbre, pudo determinarse la edad de la persona, 25 años, y se estableció que la data de muerte oscila en aproximadamente 12 a 24 horas anteriores al hallazgo.

Pero sin duda el dato más escalofriante fue el del hallazgo de evidencia que certifica que la persona fue quemada viva.

Si bien aún resta definir si se encontraba consciente al momento de la combustión, en base a los exámenes practicados en los restos parcialmente carbonizados se pudo detectar la presencia de congestión y edema en las vísceras y la presencia de una tonalidad negra correspondiente al humo en el interior de la vía aérea.

En cuanto al mecanismo de muerte, se sospecha que la víctima “habría sufrido, por la combustión que generó el fuego, un cuadro de shock e insuficiencia respiratoria aguda” aunque en el informe al que tuvo acceso este diario se especificó que se aguardan otros exámenes para definir si hubo o no otro tipo de agresiones que pudieron haber desencadenado el fallecimiento.

De todas maneras, según estimaciones de especialistas en la materia, será una difícil tarea poder definir otros parámetros debido a la destrucción que presentan los tejidos.

Pese a ello se pudo establecer que se trata de un cadáver de sexo masculino, con una edad aparente de 25 años, piel trigueña, ojos marrones de una talla estimada de 1.81 mts y un peso aproximado de 75 kg.

En este sentido se especificó que el cadáver presenta “quemaduras tipo AB-B incluyendo zonas de carbonización”.

En lo que respecta a las quemaduras AB-B, se trata de profundas lesiones que afectan la dermis papilar y reticular y su recuperación requiere de injertos.

En la misma línea se expuso que la identificación por huella dactilar será imposible como consecuencia del compromiso de los tejidos.

Todo depende ahora de los cuatro ejes de los que se viene hablando: el arito, el tatuaje, el examen dentario y el registro de denuncias por averiguación de paradero pueda facilitar el proceso de identificación.

“En los cuatro ámbitos ha habido avances”, expuso una fuente consultada. Se pudo definir que el tatuaje es un signo tribal y que en la oreja derecha portaba una cruz. En tanto se sumó como otro rasgo identificatorio una pulsera de hilo rojo con siete cuentas de madera en colores verde, amarillo rojo y negro ubicada en la muñeca izquierda.

En cuanto al examen dentario se informó que especialistas en la materia ya realizaron un análisis que será dado a conocer en las próximas horas.

En tanto, en lo que respecta a denuncias por averiguación de paradero, fuentes judiciales indicaron a este diario que ayer hubo un contacto y que estaría pactada una cita de reconocimiento del cadáver para las próximas horas.

Mientras siguen surgiendo otros datos, los investigadores continúan trabajando en la hipótesis que señala que el descarte del cuerpo que se hizo en el descampado de Berisso es el colofón de una serie de macabras acciones, que pudieron haberse realizado en distintos escenarios.

Como se indicó, hay consenso en que el sometimiento del cuerpo a la destrucción del fuego ocurrió en un lugar distinto al lugar en el que se produjo el hallazgo.

Pese a las suposiciones que rodean al caso, en lo que respecta al móvil los investigadores casi dan por descontado que se trató de un ajuste de cuentas.

Los tintes mafiosos y la saña con la que actuaron los responsables de este asesinato apuntan a que la víctima pudo “haberse quedado con un vuelto”, como se refieren en la jerga urbana al delincuente que le roba a otro de mayor jerarquía.

La Policía conoce que este tipo de crímenes son cometidos por clanes delictivos tanto para castigar, como para utilizarlos como medida ejemplificadora para otros hampones.

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