En tiempos duros y desesperantes, en donde la sociedad comienza a mirar para adentro y los gestos solidarios empiezan a tomar otro valor, la aparición de grupos espontáneos que buscan colaborar con los que menos tienen, se hacen imprescindibles.
Entre éstos grupos hay uno que llama la atención. Jovencísimos, atléticos y con mucho empuje, aparecen en distintas actividades, en distintos puntos de Berisso, con colchonetas, aros, pelotas, conos, manoplas, etc y en un minuto arman una revolución entre los más pequeños que los persiguen y acatan ordenes de juego.
Son los chicos de la escuela de Taekwondo del Sabonim Anibal Fernández; «La verdad es que me veían que yo iba a muchos lados y armaba cosas para los chicos y un día vinieron y me dijeron que querían participar… al principio les dije que no. La verdad es que no quería que alguien dijera que se los utilizaba o algo así. Pero me insistieron una y otra vez, hasta que les dije que probarán y se empezaron a sumar más chicos y ahora se manejan casi solos. Les gusta, se les nota como le ponen amor y se divierten» contaba, cuan padre orgulloso el Profesor.
Llevando hasta la música, los pibes se mueven de barrio a barrio, proponiendo juegos e incentivando el ejercicio del deporte; «Somos amigos, algunos nos conocemos de los entrenamientos y los viajes y nos gusta ayudar… muchas veces vamos a lugares porque uno del grupo llama y convoca y no sabemos si es una fiesta, una copa de leche, una plaza, pero eso no importa todos venimos a ayudar, a jugar y a hacer divertir a los chicos que enseguida se prenden», cuentan los «pibes».
Lautaro, Iván, Nicolás, Agustín, Macarena, Isaías, Luciano, son algunos de los chicos que participan, pero hay más, como los casos de Diego Paredes, que se viene de Monte Grande o Lisandro Cendra, que lo hace desde Lomas de zamora y se llegan hasta Berisso, solamente porque el Profe da el ejemplo y ellos aprendieron que hay que ayudar.