Karen Reichardt, postulante a diputada nacional, generó una profunda controversia al referirse al electorado kirchnerista y peronista en la Provincia de Buenos Aires en términos descalificatorios, lo que motivó el repudio de diversos sectores y hasta un distanciamiento dentro de su propio espacio político.
La candidata a diputada nacional por La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires, Karen Reichardt, encendió la polémica en plena campaña electoral al catalogar el voto a las fuerzas kirchneristas y peronistas en territorio bonaerense como una «enfermedad mental» y un «chip» cultural difícil de modificar.
Las controvertidas declaraciones tuvieron lugar en el programa radial Pan y Circo de Radio Rivadavia, donde Reichardt explicó su estrategia de campaña, diferenciando entre los votantes del PRO que podrían ser persuadidos y aquellos que persisten en elegir al peronismo o kirchnerismo. «El otro de verdad que es una enfermedad mental. La persona que te dice yo voto al peronismo o al kirchnerismo va con problemas que vos decís esto te lo tiene que dar el intendente», expresó la postulante del espacio que lidera Javier Milei.
La frase, que fue inmediatamente repreguntada por los conductores del programa, fue ratificada por Reichardt, aunque intentó matizarla luego al decir que no se refería a «enfermos mentales», sino que era una «manera de decir» para ilustrar una supuesta «enfermedad en la cabeza, un chip» que impide a los electores ver otras opciones. Según su análisis, este comportamiento no responde a una diferencia de pensamiento, sino a una cuestión «cultural» arraigada en los habitantes bonaerenses.
Repudio generalizado
Las palabras de la candidata generaron un fuerte repudio en el arco político y social, que cuestiona el uso de términos tan estigmatizantes para referirse a una porción considerable del electorado. Calificar una decisión política, amparada por la democracia, con una patología de salud mental es considerado un acto de profunda irresponsabilidad, que incurre en la discriminación y deshumaniza a los votantes opositores.
Especialistas y dirigentes señalaron que este tipo de lenguaje no solo resulta ofensivo, sino que también banaliza las problemáticas de salud mental al utilizarlas como un insulto o una etiqueta política, desviando el debate de las propuestas y plataformas de campaña. La polarización y la agresividad verbal alcanzan un nuevo nivel con estas declaraciones, afectando la calidad del debate público.
Distanciamiento interno
Incluso dentro de su propio espacio, las declaraciones no pasaron inadvertidas. El diputado de La Libertad Avanza, Cristian Santilli, se distanció públicamente de su compañera de lista, calificando sus dichos como «desafortunados» y asegurando no estar de acuerdo con la idea de catalogar como «enfermedad mental» a los votantes del kirchnerismo.
Reichardt, quien ocupa el segundo lugar en la lista para el Congreso por la Provincia de Buenos Aires, deberá ahora enfrentar las consecuencias políticas de sus polémicas afirmaciones a menos de diez días de las elecciones generales del 26 de octubre, donde competirá por una banca en el Congreso de la Nación. Las críticas apuntan a que este tipo de retórica agresiva y descalificadora poco contribuye al necesario debate de ideas que la ciudadanía espera de sus representantes.