Hace algunos años tuve un jefe que no voy a olvidar por dos motivos, uno su incapacidad resolutiva y otro el comentario que una vez hizo antes de tomar sus vacaciones: » Voy a la costa, a la mayor velocidad permitida, porque en el camino no ves mas que palitos de alambrados»

Entendí ese día por qué se daba la primer condición que mencioné. Creer que un camino no tiene nada para ver o disfrutar es una gran falta de capacidades sensoriales, para mi entender.


Por eso cada vez que puedo, conozco todo lo que se presenta en mi paso.

Esta vez, tomamos la ruta nacional 5 y a 20 km de la ciudad de Pehuajó, un arco con el nombre de Francisco Madero, nos invitó a entrar.

Las primeras tres cuadras muy parecidas a cualquier barrio, hasta que a nuestra derecha se descubrió entre los árboles una iglesia del 1900, con una cruz del año 1894. Una rareza que nos encantó.

Esta iglesia estaba rodeada de campo, con vacas y caballos. En un lugar algo inusual.
Al estar cerrada no nos permitió conocer su atrio traído de Europa en el siglo pasado.

Si la iglesia no estaba en la plaza principal, ¿tendría plaza Francisco Madero?

Unas cuadras más adelante, develamos el misterio.

Rodeada del Banco, los Bomberos, la escuela, la antigua Sociedad italiana, el club aa y algo que convertido ahora en una verdulería, supo ser la Usina del pueblo.

Seguimos explorando y habiendo entrado por la calle asfaltada, principal de doble mano, no imaginamos encontrar en el otro extremo, una avenida de tierra arenosa, con rambla, monumento a Atahualpa Yupanqui, acompañada de locales antiguos cerrados.


Esta artería finalizaba en la Estación de tren. ¿Cómo la calle principal no fue puesta en valor y una alternativa se había convertido en el ingreso principal ahora?


Esta localidad tuvo su auge antes de las inundaciones que sufrió la provincia de Buenos Aires, principalmente en la zona oeste en la década de los 80´.


Sus pobladores cultivaban, secaban y cosechaban manzanilla. Si, esa flor de pétalos blancos y corazón amarillo de rico perfume que es utilizada para infusiones, cosmetología, perfumería, decoración y hasta en medicina.


El agua arrasó con los campos, la gente necesitó cambiar de trabajo y se perdió esta actividad como la más productiva de sus habitantes.


Sin embargo el ánimo no se modificó y permanece aún hoy vigente la celebración de la Fiesta Nacional de la Manzanilla.


Permitime que te cuente más y te muestre este linda gente y su lugar, te invito a ver el video de mi paseo y que descubras más sobre este hermoso pueblo.


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Gisela Dello Russo @veoveo__

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