Rojo, amarillo, negro, ¿Qué color predomina en una explosión? No habrá importado la tonalidad del momento, solo intentar estar a salvo. Rotura de vidrios, voladuras de chapas, paredes rajadas, despertarse por el sonido estridente de un estallido, sin entender qué sucede pero intentar protegerse, debe haber sido un caos masivo.
Pasada la media noche, ya siendo 6 de mayo de 1968, el Puerto se convirtió en un escenario de llamaradas inmensas, con humos densos y sonidos que hacían vibrar el pecho.
En el buque petrolero Islas Orcadas, luego de terminar su carga y descarga, se sucedieron al menos tres explosiones de tal magnitud que contagiaron de catástrofe al Cutralcó y al Fray Luis Beltrán, otros dos barcos que se encontraban en el Dock Central del Puerto La Plata, en las penumbras de la noche.
A unos siete kilómetros de distancia, en la ciudad capital de la provincia, muchos vecinos sintieron el cimbronazo y la curiosidad los atrajo hasta la ribera, cruzándose con muchos vecinos de Ensenada y Berisso que huían atemorizados de lo que ya entendían era una desgracia latente.
Así lo fue, cuatro personas fallecieron en este accidente, más de una semana de labor de los bomberos, para controlar el desastre. Tres buques se perdieron, derrame de fluidos sobres las aguas, pedazos de chatarra desparramada por salir expulsada por la detonación.
Gracias al arduo trabajo de los portuarios, salvaron a otros barcos que se hallaban en en la zona. El Pueyrredón lo trasladaron a la rada, al Ministro Lobo al Canal Oeste y al Perito Moreno hacia el Astillero.
Familias atemorizadas, auto evacuadas, desencontradas por huir entre los estruendos, el desorden, pero obedeciendo a sus impulsos de supervivencia.
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Gisela Dello Russo. @Veoveo__