Este déficit limita las oportunidades de continuidad pedagógica durante la cuarentena establecida por el coronavirus. Hay grandes disparidades en el nivel de conectividad de las provincias. En muchos casos, la calidad de la conexión no es adecuada para fines pedagógicos.


En Argentina el 19,5% de los alumnos de primaria y el 15,9% de los alumnos de secundaria no cuentan con acceso a Internet en el hogar, según datos de la prueba Aprender. Para estos estudiantes, las oportunidades de continuidad pedagógica en el contexto de la pandemia de coronavirus se ven más limitadas. La Ciudad de Buenos Aires, La Pampa y Tierra del Fuego son las jurisdicciones con los mayores niveles de acceso.

Las cifras surgen del informe “¿Cuántos estudiantes tienen acceso a Internet en su hogar en Argentina?”, del Observatorio Argentinos por la Educación, con autoría de Alejandro Artopoulos, director de investigación y desarrollo del Centro de Innovación Pedagógica de UDESA. El documento se basa en las respuestas de los estudiantes en los cuestionarios complementarios de las pruebas Aprender 2018 y 2017 y PISA 2018.

Entre los alumnos que sí tienen Internet, de todos modos, puede ser que la conexión no sea la adecuada para poder mantener clases a distancia: las respuestas se refieren a la conexión a Internet en un sentido amplio (fijo o móvil), sin precisiones acerca de la calidad de esa conexión. Respecto a la calidad, hay tres ángulos a considerar. Puede ser que la velocidad de la conexión o que la disponibilidad de datos sean muy bajas, o que no se cuente con dispositivos que permitan utilizar Internet de manera efectiva.

En Argentina el 85% de los alumnos de 15 años tiene conexión a Internet en su hogar, según la información de PISA 2018, aportada por los propios estudiantes. El país se ubica en el puesto 62 sobre 80 países. Esta cifra es inferior a la de países como Australia, España, Estado Unidos o Francia, que casi llegan al 100%. En comparación con los países de la región, es inferior a la reportada en Brasil (91%), Chile (90%) y Uruguay (88%); y supera los valores de México (72%), Colombia (72%) y Perú (58%). Vale la pena aclarar que estas cifras no tienen en consideración la calidad del servicio de internet.

“En el 2020 del COVID-19 tener Internet no es sinónimo de estar conectados, solo con una computadora por chico y banda ancha se puede garantizar la continuidad escolar en un escenario de distancia social en las aulas. La tormenta perfecta amenaza la equidad educativa. Sólo cuando el Estado garantice plataformas educativas para cada institución con 1:1 y banda ancha, volveremos a restaurar la equidad en el acceso a la educación» plantea Alejandro Artopoulos.

En el nivel primario hay 7 provincias donde un tercio de los estudiantes o más no cuentan con Internet en su hogar: Santiago del Estero (40,7%), Formosa (37,7%), San Juan (36,1%), Catamarca (35,0%), Misiones (35,0%), Chaco (33,5%) y Corrientes (33,3%). En el otro extremo, las jurisdicciones donde ese déficit es más bajo son la Ciudad de Buenos Aires (7,2%), La Pampa (7,5%) y Tierra del Fuego (8,0%), de acuerdo con Aprender 2018.

En el nivel secundario, las mayores proporciones de alumnos sin acceso a Internet se encuentran en Salta (29,7%), Catamarca (29,5%), Formosa (29,5%), Misiones (29,4%), Corrientes (28,9%), Jujuy (28,7%), San Juan (27,8%), Santiago del Estero (26,8%) y Chaco (26,1%). Los menores déficits se registran en La Pampa (5,1%), Ciudad de Buenos Aires (7,2%) y Tierra del Fuego (7,5%).

«Las estadísticas muestran brechas persistentes, aun cuando hubo una mejora en los últimos años. Hay brechas menos visibles como la de género y la de apropiación de los usos académicos de las TIC, que expulsan más opacamente”, afirma Carina Lion, docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Para Lion, “la posibilidad de usar la televisión o cuadernillos muestra la intención política del Ministerio de Educación nacional de incluir, frente a la diversidad que hay no solo en el acceso técnico sino en las trayectorias educativas. Frente a estos datos nos toca decidir cómo transformar las prácticas educativas para que tengan un sentido pedagógico, resulten relevantes y promuevan la equidad y la inclusión. Se trata de un ejercicio colectivo de imaginación política y pedagógica, siempre tendiente a garantizar la permanencia de nuestros estudiantes en el sistema educativo”.

Por su parte, Gabriela Azar, directora del departamento de Educación de la UCA, explica que “el informe refleja una problemática que se intenta remediar desde hace años en Argentina. A pesar de los esfuerzos sostenidos desde la política pública educativa federal y provincial por dar conectividad a todos y dotar de recursos tecnológicos a los más pobres, sigue habiendo una brecha entre quienes tienen acceso y quiénes no. Frente al desafío de enseñar en la digitalidad y sincrónicamente, hoy esa brecha se hace más evidente que nunca”

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