Hasta el momento, no se han encontrado medicamentos capaces de mejorar la pérdida de audición. Sin embargo, un estudio reciente, dirigido por expertos del CONICET y publicado en la revista PLOS Biology, ha demostrado que una estrategia farmacoterapéutica basada en fitoesteroles, compuestos abundantes en semillas de oleaginosas y cereales, podría ser efectiva para prevenir esta afección que hasta ahora solo se trataba con audífonos.
Después de administrar fitoesteroles (compuestos vegetales) a ratones, lograron revertir la hipoacusia inducida por el fármaco antirretroviral efavirenz.
«Los resultados de nuestro estudio son muy prometedores, ya que sugieren que la administración de fitoesteroles podría ser una estrategia práctica para combatir la pérdida de audición», señala María Eugenia Gómez-Casati, investigadora del CONICET en el Laboratorio de Fisiología Auditiva del Instituto de Farmacología en la Facultad de Medicina de la UBA.
La hipoacusia relacionada con el envejecimiento es una de las principales causas de pérdida de audición en adultos. Los investigadores plantean la hipótesis de que una disminución del colesterol en el oído interno podría ser una de las causas de esta pérdida de audición relacionada con la edad. Para investigar esto, utilizaron ratones cuyo sistema auditivo es muy similar al de los humanos y descubrieron que la pérdida de audición relacionada con el envejecimiento está asociada con una reducción del colesterol en el oído interno, medida mediante la enzima CYP46A1, encargada de degradar el colesterol.
«Observamos un aumento en la expresión de CYP46A1 en los oídos de los ratones más viejos en comparación con los más jóvenes, lo que resultó en una reducción del contenido de colesterol en las células sensoriales del oído interno», explica Mauricio Martín, investigador del CONICET en el Laboratorio de Neurobiología del Instituto de Investigaciones Médicas Mercedes y Martín Ferreyra (INIMEC, CONICET-UNC).
Luego, estudiaron la relación causa-efecto induciendo la pérdida de audición en ratones jóvenes mediante el uso de efavirenz, un fármaco antirretroviral utilizado en pacientes con VIH/SIDA que activa la enzima CYP46A1. Observaron que en los ratones tratados con este medicamento, había una disminución de los niveles de colesterol en las células ciliadas de la cóclea y, por lo tanto, una pérdida de audición, imitando el efecto del envejecimiento.
Posteriormente, el equipo de investigación investigó si los fitoesteroles, compuestos vegetales con una estructura similar al colesterol, podían contrarrestar el efecto del medicamento causante de la pérdida de audición en los ratones. «Descubrimos que una dieta rica en fitoesteroles pudo revertir parcialmente la pérdida de audición inducida por el tratamiento con efavirenz», destacó Alejandro Sodero, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas, Pontificia Universidad Católica Argentina (BIOMED, CONICET-UCA).
Sin embargo, es importante señalar que este estudio se realizó en modelos animales cuya pérdida de audición fue inducida por el uso de efavirenz. Aún se requiere investigar los efectos terapéuticos de los fitoesteroles en ratones con pérdida de audición espontánea asociada a la edad avanzada. Si se confirman estos resultados, el siguiente paso sería llevar a cabo ensayos clínicos en individuos sanos y con pérdida de audición para determinar si el tratamiento con fitoesteroles es eficaz.
Además, debido a que se ha informado de pérdida de audición en pacientes con VIH/SIDA tratados con cocteles de drogas que contienen efavirenz, se destaca la relevancia de investigar si el tratamiento con fitoesteroles podría ser beneficioso en estos casos.
Este estudio contó con la participación de varios investigadores, incluyendo a Valeria Castagna, becaria doctoral del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular Dr. Héctor N. Torres (INGEBI-CONICET) e Instituto de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UBA; Alejandro Sodero, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (BIOMED, CONICET-UCA); María A. Paulazo y Sara Gonzalez-Rodulfo, también del BIOMED; Mauricio Martin y Setiembre Elorza, del Instituto de Investigaciones Médicas Mercedes y Martín Ferreyra (INIMEC, CONICET-UNC); y Jimena Ballestero y María Eugenia Gómez-Casati, investigadoras del CONICET en el Laboratorio de Fisiología de la Audición del Instituto de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UBA.