Franco Colapinto corrío su primera carrera oficial a bordo de un Williams en el Gran Premio de Italia de la Fórmula 1 en el autódromo de Monza y terminó en la posición 13°, aunque avanzó una posición gracias a que Daniel Ricciardo será penalizado. Charles Leclerc se llevó la victoria para Ferrari.
Argentina es una mina inagotable de diamantes, un semillero fértil a nivel deportivo. Y luego de haber disfrutado de los títulos de Fangio o de las mañanas siguiendo a Reutemann, todo el país volvió a vibrar al ritmo de un piloto nacional. Franco Colapinto hizo que varias personas cambiaran sus planes: que desayunaran en la cama viendo a la Fórmula 1, que postergaran las compras o que evitaran salir de fiesta la noche anterior. Nadie quería perderse el Gran Premio de Monza. Pero más allá de la emocionante lucha por el triunfo entre los Mclaren y las Ferrari (finalmente se impuso Charles Leclerc), la gente decidió buscar la cámara exclusiva del pilarense, quien después de 23 años cruzó la bandera a cuadros en la categoría más competitiva del mundo motor en el 12º lugar (había largado 18º).
La tensión se palpaba en el ambiente. Nunca es fácil la primera vez. Si bien Williams le sacó la presión y le dijo que disfrutara la carrera porque sería algo inolvidable, Colapinto sacó su gen competitivo. Ese que lo llevó a lo más alto. No quiso pasear la pista y ver cómo los rivales lo superaban por los costados, sino que apretó el pedal a fondo y fue por todo. Y no cometió ni un solo error: aprendió del fallo en Lesmo 2 de la clasificación, no se salió de los límites en ningún momento (varios pilotos, como Max Verstappen, George Russell o Lando Norris, tres candidatos a la copa, lo hicieron), ganó seis lugares en competencia y hasta se dio el gusto de superar a varios contrarios.
El fanático de Boca, que había arribado al Gran Circo por la salida de Logan Sargeant, protagonizó dos adelantos para luchar por ser el mejor del GP de Italia. En la casa de Ferrari, superó primero a Lance Stroll alargando la frenada y luego se cargó en el lado sucio de la recta principal a Pierre Gasly. Sí, con su FW46, uno de los peores monoplazas del campeonato (su escudería marcha anteúltima con apenas cinco unidades), dejó en el camino a un Aston Martin y a un Alpine. Y en ambas maniobras mostró sus cualidades al volante.
Además, Colapinto contó con la ayuda de sus ingenieros: diagramó una estrategia perfecta, evitó correr con aire sucio, hizo durar más los neumáticos y sorprendió al optar por una única detención. Más allá de que sobre el final vio pasar a Fernando Alonso, el argentino continuó con el manejo, se concentró en su trabajo y acabó los 53 giros en el puesto 13. Sin embargo, una penalización de 10 segundos a Daniel Ricciardo le permitió ganar una posición y acabar 12º, a dos lugares de la puntuación. Y lo logró sin haber perdido una vuelta con el ganador y a menos de 15 segundos de su compañero. «Gracias por esta oportunidad, realmente la disfruté mucho«, le comentó el bonaerense a James Volwes, jefe de Williams, apenas cruzó la meta.