Vos ya sabes esto que te voy a contar, lo hemos charlado al aire, en los pasillos de la radio, en el café o caminando por la calle Nueva york, perdóname por ser reiterativo pero sé que me sabes entender.

Vos sabes que Malvinas está en mí todos los días siempre, pero en esta fecha en especial siento que solo una parte, muy chiquita de mi ser, está en el presente, toda la demás está viajando al pasado.

Y yo se que vos pensaras que vuelvo  a la trinchera, al frío, al miedo, pero no, te juro que no. Te juro que me voy a esos días en el cuartel, a esos días cuando después de correr de un lado a otro sin saber ¿Por qué? o ¿para que? O aún sabiendo aveces que lo hacíamos solo para divertir a quienes nos mandaban, en esos ratos, esos momentos posteriores de descanso o de guardia, surgían las charlas íntimas con mis compañeros, surgían los chistes, las bromas y las confidencias.

Como muchos, pensábamos en la familia, en nuestros viejos que se rompían el lomo para traer el mango y nosotros ahí, sin poder ayudarlos. Estaban los que pensaban en el año que perdían de estudios.

Ahí compartimos nuestros sueños y así hacíamos más llevaderas aquellas horas que parecían no pasar nunca, compartimos esos días interminables. 

Obviamente éramos muchachitos y también nos contábamos historias de cómo la chica más linda no nos daba ni la hora, o como habíamos bailado con ella y habíamos sido la envidia de todos. De lo único que sí estábamos seguros todos era que queríamos sacarnos ese uniforme y volver a nuestras vidas.

Pero esa seguridad desapareció y sucedió “la locura”, lo que menos esperábamos y  aquella frase que nos decían todos los amigos el primer día, “tranquilo la colimba no es la guerra” se rompió contra la realidad y se cambió por “es un monstruo grande y pisa fuerte” como dice la canción.

Mira yo camine por la cornisa, entre la vida y la muerte y tuve suerte. Yo vi romper en mil pedazos los sueños de muchos amigos, de muchas familias, permitime que a ellos los abrace en el cielo y que le de a las familias mi respeto.

Lo que ocurrió allí se relató muchas veces y me guardo para otro momento mi experiencia, pero a mis compañeros colimbas sobrevivientes les envió un saludo y quiero que sepan que son mis hermanos, aunque a veces no pensemos lo mismo, aunque estemos distanciados, porque los comprendo, la vida fue muy dura al volver y los caminos fueron muy difíciles para todos y no me atrevo a juzgar a nadie por pensar distinto a mí.

¿Sabes una cosa? mis sueños me costaron mucho y en los momentos difíciles pensé siempre en aquellos que no tuvieron la posibilidad de volver.

Puedo decirte que soy un bendecido por la vida, también decirle a todos que no hay nada más importante que la vida y por más duro que se presente el camino siempre hay esperanzas. Y también asegurarles que no hay nada por lo que valga la pena matar o morir.

Mirá dejame contarte que este domingo estaba con mis hermanas y mi vieja charlando, (falto mi viejo que a los pocos días que regresé no soporto la incertidumbre de aquellos días y ya con su salud complicada lo terminó convirtiendo en una víctima más de la guerra) pero como te decía, estaba ahí y pensaba mientras las miraba, que ellas no deben tener ni idea de la felicidad que siento por esos momento que creí que nunca los volvería a  tener.

A Veces me junto con mis compañeros de la secundaria o del astillero y te juro que esos asado, esas comidas, tienen otro sabor y yo siempre soy el último en irme y yo se que ellos no entienden que lo hago porque pienso que son parte de un sueño que podría haber perdido en la guerra, será por eso que me cuesta dejarlos.

Yo ya formé una familia, tengo unos hijos buenísimos y nietas divinas y además tengo a la persona que me acompaña en el camino, siempre dándome fuerza.

Mi nieta más chica nació el 14 de junio de 2019, te juro parece irónico, es la misma fecha en que todo terminó. Pero déjame contarte; la nena nació temprano a la mañana y caímos todos, en patota a esperar que nos dejen verla. En esa espera, imaginé que si el combate hubiera durado un día o dos más no sé si hubiera sobrevivido y por lo tanto yo no estaría viviendo eso. Ese pensamiento me hizo ahogar de emoción, de gratitud, no se explicartelo. Me fui hasta el baño y traté de controlarme y creeme que no pude, las lágrimas me salían igual y mientras me lavaba la cara alguien entró. Yo buscaba en el espejo que no quedasen rastros de llanto, no quería que mi familia me viera así, entonces esa persona me miró y me dijo: “lo lamento, mucha fuerza”.

Un rato más tarde tenía en mis brazos a esa pequeñita, ese gran milagro, ese hermoso milagro. Eso es la vida.

Hoy es un día para pensar, para reflexionar, yo vivo la felicidad de estar vivo, busco tener paz, ser un buen padre, un buen abuelo, un buen amigo, esas serán siempre mis medallas, las dan mis seres queridos.

Quiero agradecerles por escucharme, quiero agradecer también a esos que se acercan en estos días. Y sobre todo  a los que están siempre!!

Soy un sobreviviente de un conflicto bélico, soy un sobreviviente, hasta ahora, de un combate con un enemigo invisible que mata de la peor forma, uno que le ha costado más vidas que la guerra de Malvinas, para esas familias mi pésame y mi apoyo.

A los que se exponen en el frente de batalla, gracias y más gracias, los entiendo como nadie, están haciendo historia. Al personal de salud, a los recolectores, a los docentes y todos los que denominamos esenciales, a los que hacen una olla de comida para que nadie se quede sin comer. A todos ellos mi admiración.

Nosotros allá estábamos solos, muy  lejos de los sentimientos más importantes, yo quisiera que hoy la familia se reúna, que se cuiden y que cuiden sus sueños y los de sus hijos fundamentalmente, para que ningún virus y mucho menos una guerra, arrebaten los sueños de una familia.

En un pasado muy presente para mi corazón, llegan las voces agónicas de mis compañeros, mis únicos y verdaderos héroes, los que quedaron allá, a los que aman la vida y luchan por ella este dos de abril, FUERZA !

.Honremos la vida, a mis Hermanos de Malvinas, allá en el cielo, todo el honor y la gloria, sus sueños son mi motor. Pienso en ustedes y hoy me gustaría que vos que estás ahí y todos lo hagan, para que esto no se repita jamás.

Brindemos por la esperanza. “Y para la guerra nada” como dice la canción.

Miguel Martinez

Berisso 2 de abril 2021.

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